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María Clara Ospina
Columnista

María Clara Ospina

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LOS OLÍMPICOS HIPNOTIZAN

Por maría clara ospina

redaccion@elcolombiano.com.co

Hipnotizante, apasionante, emocionante, eso y mucho más es presenciar los Juegos Olímpicos. Ver a jóvenes de tantas naciones desplegar lo mejor de sus capacidades en un ambiente de cordialidad, es ser testigos de algunas de las mejores cualidades del ser humano. En cada momento de cada competencia presenciamos su coraje, su entereza y, sobre todo, su perseverancia, para obtener la excelencia.

Estos atletas nos hacen sentir poderosos, partícipes de una raza superior capaz de romper todos los parámetros, llegar a metas nunca conquistadas, y soñar en grande. La excelencia atlética es, sin duda, el reflejo de lo que puede hacer una persona cuando se lo propone.

Nada más emocionante que ese vuelo sobre el agua cuando un nadador salta a la piscina, o las maravillosas acrobacias de una pequeña gimnasta, o el poder de un clavado en voleibol cuando remata un punto, o ver templar los hermosos músculos de un levantador de pesas cuando sostiene su increíble carga.

No hay un solo deporte que no nos deje materialmente sin aire, por su belleza y precisión. Reconocemos los esfuerzos hechos por años, para llegar a competir en una olimpiada, no solo por el atleta, también por su familia, su entrenador y su equipo.

Cuando veo a estos jóvenes los imagino como niños, madrugando al romper el día para alcanzar a entrenar unas horas antes de comenzar sus deberes como estudiantes; los veo salir al término de su jornada escolar a entrenar unas horas más, mientras sus compañeros descansan o socializan.

Son muchos años de sacrificios, de disciplina sin tregua. La excelencia tiene un alto costo, que cada atleta conoce y acepta. Ni se diga el costo económico que cada diciplina conlleva: los entrenadores, médicos especializados, terapistas, equipos y uniformes.

Sin embargo las Olimpiadas tienen graves problemas de equidad. Indudablemente, los atletas de los países ricos la tienen mucho más fácil que los de los países pobres. Mientras unos encuentran apoyo de sus gobiernos y de patrocinadores pudientes; a los otros les toca una ardua lucha para cubrir los costos más básicos de su entrenamiento; comenzando por los equipos necesarios para arquería, tenis y ping pong, rifles, bicicletas y patines, hasta los cascos, zapatos y guantes especiales para cada deporte.

Esto es algo que el Comité Olímpico podría hacer más equitativo. Los juegos mueven muchísimo dinero, de este cierta cantidad debe designarse para los atletas menos favorecidos. Fondos especiales para compras de equipamiento, pasajes, becas y créditos blandos; en fin, los expertos dirán. En eso estoy de acuerdo con los críticos de la s Olimpiadas y creo que nosotros como público, debemos presionar para que suceda.

Soy una gomosa de los Olímpicos, no quisiera ver crecer un movimiento en su contra. El mundo perdería mucho si los acaban. Es bello, ver a jóvenes mujeres y hombres llenarse de honor y gloria. Admiro a cada uno de ellos, los que ganan y los que pierden. Lloro con ellos de felicidad o de tristeza, especialmente cuando son colombianos. ¡Bravo por los atletas y las Olimpiadas!

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