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Para cerrar este ciclo sobre las tradiciones de Navidad, hoy me ocupo de los Reyes Magos y la Estrella de Belén, o sea la fiesta de la Epifanía, manifestación del Mesías a los pueblos del mundo, a quienes estaba dirigido su mensaje salvador.
El Evangelio según san Mateo dice: “Cuando nació Jesús, en Belén de Judea, bajo el reinado de Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén y preguntaron: ‘¿Dónde está el rey de los judíos que acaba de nacer? Porque vimos su estrella en oriente y hemos venido a adorarlo’".
Algunos dicen que no eran tres y que no eran magos. San Mateo no especifica cuántos, quiénes ni de dónde eran, pero la tradición cristiana, basada en otros textos entre ellos el Evangelio Armenio de la Infancia (documento apócrifo), establece que los magos eran tres reyes hermanos, llamados Melkon (Melchor), rey de los persas; Gaspar, rey de los indios, y Baltasar, rey de los árabes. Y que, además de incienso, mirra y oro, llevaron otras bobaditas para el recién nacido: aloe, muselina, púrpura, cintas de lino, los libros escritos y sellados por el dedo de Dios, nardo, canela, plata, piedras preciosas y perlas finas. Mejor dicho: ¡pregunte por lo que no vea!
Y no, no hacían magia como el mago Lorgia, ni como los corruptos profesionales, que son unos magos para desaparecer recursos ajenos. En este contexto, el término “mago” proviene de la palabra persa “magusha”, que identifica a los sacerdotes astrónomos y astrólogos que estudiaban las estrellas mientras buscaban a Dios.
La Estrella de Belén ha generado muchas discusiones. Los textos no aclaran si se trataba de un planeta, una estrella u otro fenómeno astronómico. En 1614, el astrónomo alemán Johannes Kepler determinó que durante el año 7 a. C. ocurrieron tres conjunciones de los planetas Júpiter, el astro de los reyes, y Saturno, y relacionó este hecho con la estrella de Belén. De hecho, hace dos semanas ocurrió esta conjunción y se volvió a hablar de ello. Sin embargo, cálculos modernos han demostrado que en aquella ocasión los dos planetas no se acercaron lo suficiente como para ser un evento astronómico llamativo.
En 1999, el astrónomo Michael R. Molnar publicó su estudio en el que afirma que el 17 de abril del año 6 a. C., en el momento del amanecer, Júpiter, el planeta rey, estuvo en conjunción con la Luna (luna nueva), con Saturno y con el Sol, mientras estos astros se encontraban sobre la constelación Aries o el Carnero, que en la antigüedad se asociaba con la nación judía. Molnar propone que la superposición de Júpiter, el planeta de los reyes, con Aries, la constelación del pueblo judío, pudo ser interpretada por los magos como el anuncio del nacimiento del rey de los judíos. Esta hipótesis no puede confirmarse, pero tiene elementos que la hacen verosímil. De hecho, está demostrado que Jesús nació antes del año 1 de nuestra era.
Con esta historia, que me parece muy bella, pido a los Reyes Magos que este año seamos más conscientes, más humanos y más solidarios. ¿Mucho pedir? ¿Muy reiterativa, terca y optimista?
