Síguenos en:
Rafael Isaza
Columnista

Rafael Isaza

Publicado

Los Talibanes y los otros

Por rafael isaza gonzález

rafaelisazag@une.net.co

Amable lector: Cuando el médico terminó de examinar al paciente, éste le pidió al doctor que le dijera la verdad sobre el mal que lo aquejaba, pues no se sentía bien. Colombia tampoco está bien y alguien debería decirle, “sin reboso ni lisonja”, de lo que sufre.

Lo primero es que mientras el negocio de la coca no se elimine del todo, no será posible que el país recupere la salud. Se requiere, igual que las personas con cáncer, aplicar medidas extremas y dolorosas, así crean muchos de ellos que el medicamento los va a matar. De continuar erradicando la coca a ritmo de bolero, mientras los narcotraficantes la siembran al compás de la salsa, lejos de que el enfermo mejore, cada vez la situación será más crítica.

Recientemente, el mundo se ha conmovido con la toma del poder por parte del grupo talibán. Se llegó a lo peor porque el pueblo afgano, de puro bueno, no hizo nada para impedirlo. Igual nos ocurrirá con los amos de la droga, que en términos de maldad superan a los talibanes. Están destruyendo la juventud, incluyendo a no pocos niños y corrompiendo todos los estamentos de la sociedad. Otro de los órganos que no funciona en Colombia es la justicia. Tan débil, ineficiente y pobre, que la impunidad es la norma que nos rige. Dicho de otra manera, la justicia es la excepción.

Se puede afirmar que los medios eficaces para que un país supere la pobreza son la educación y el trabajo. Buena parte de la torta del presupuesto nacional es para los maestros. Sin embargo, los dirigentes de Fecode, en lugar de mejorar el nivel académico de sus afiliados, se ocupan con éxito en organizar marchas, paros y bloqueos, que impiden el normal funcionamiento del país y alejan las posibilidades del empleo.

Y las fuerzas armadas, incluyendo la policía no requieren, cambiar de uniforme. Es algo más profundo, necesitan generales con carácter, que obren con prudencia, pero sin debilidad. Los códigos, igual que las armas, son el soporte de los gobiernos. Hoy es imprescindible poseer un servicio de inteligencia que impida a los violentos dar golpes de sorpresa, que tanto daño han hecho. Un jefe de Estado no debería equivocarse al nombrar a sus colaboradores y menos a quienes deben garantizar el orden constitucional.

Si seguimos con la idea de que la gente de Colombia es buena e inteligente, dentro de poco los carteles de la droga nos despertarán de tan ingenuo y candoroso sueño.

Colombia, más que pensadores, necesita un ser que sea prudente en el manejo de la Hacienda Pública, y que impida a los violentos destruir no solo los medios de trabajo, sino las ilusiones de alcanzar un mundo mejor para todos

Porque entre varios ojos vemos más, queremos construir una mejor web para ustedes. Los invitamos a reportar errores de contenido, ortografía, puntuación y otras que consideren pertinentes. (*)

 
Título del artículo
 
¿CUÁL ES EL ERROR?*
 
¿CÓMO LO ESCRIBIRÍA USTED?
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO

Datos extra, información confidencial y pistas para avanzar en nuestras investigaciones. Usted puede hacer parte de la construcción de nuestro contenido. Los invitamos a ampliar la información de este tema.

 
Título del artículo
 
RESERVAMOS LA IDENTIDAD DE NUESTRAS FUENTES *
 
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Teléfono
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO
LOS CAMPOS MARCADOS CON * SON OBLIGATORIOS
Otros Columnistas