Por Raquel Peláez
Últimamente se celebra los fines de semana en las calles más céntricas de Madrid un baile de disfraces en el que las máscaras, que ahora se llaman mascarillas, nos permiten a los convecinos experimentar con un novedoso anonimato. ¿Cómo es más difícil reconocer a una persona: si se oculta los ojos o si se tapa la boca? El día del encendido de luces navideñas me encontré a alguien a quien amé muchísimo paseando bajo la kilométrica y eléctrica bandera de España que recorre el Paseo...