Nuestra ciudad hace ya más de una década decretó que el 7 % de los excedentes ordinarios de EPM serían para financiar al Plan de Ciencia y Tecnología de la ciudad. Sin lugar a dudas, un plan estructurado para la fecha y que supera más que bien el paso del tiempo. El plan priorizó sectores claves como el de la salud, la energía y TIC, más que nada por la buena capacidad que tiene nuestra ciudad, no solamente en sus universidades y grupos de investigación en estas áreas, sino también por la fortuna de tener empresas como EPM, UNE-TIGO y, por supuesto, grandes hospitales y prestadores de servicios de salud, que pueden jalonar conocimiento y financiar CTI.
Esta ruta trazada se ha seguido durante años con algunas variaciones sutiles. Sin embargo, gran parte de los recursos locales, incluyendo las regalías por producción minera que hoy le llegan al Departamento y que el 10 % son para CTi, se han enfocado en estos tres sectores.
Para ese momento y, gracias al auge que estaba teniendo Ruta N en atracción de empresas y startups, se decidió estructurar un Distrito de Innovación, justo algunas cuadras alrededor de la calle Barranquilla. Esta zona, donde hoy se ubica Ruta N es, de lejos, la que concentra la mayor densidad de investigadores por metro cuadrado de nuestra ciudad. Veamos. Allí se encuentra la Sede de Investigación Universitaria – SIU –, un hermoso edificio lleno de laboratorios e investigadores, la mayoría de ellos acreditados en la máxima categoría ante el antiguo Colciencias y hoy MINCTI. Del otro lado, tenemos el campus de la Universidad de Antioquia, el Parque Explora, el Planetario, el Jardín Botánico, el hospital San Vicente de Paúl, hermosa pieza arquitectónica de la ciudad, en fin, una zona más que propicia para densificar el conocimiento y potenciar la investigación y la innovación.
A raíz de la ocupación total del complejo Ruta N con startups, los laboratorios de EPM y en su momento Hewllet Packard decidimos armar el segundo complejo llamado Ruta N 2. Allí se diseñó un edificio con espacios de co-working y se tenía pensado varios pisos de laboratorios para todas las universidades del G8, donde pudieran cooperar en sus investigaciones y así albergar otras instituciones en el llamado distrito “Medellinnovation”.
Se alcanzaron a incluir en la modificación del POT de la ciudad los lineamientos de lo que sería este nuevo Distrito de Innovación, con calles para caminar, ciclorrutas, los cables de energía en galerías subterráneas, un lugar con cafés, librerías, bares y gran actividad diurna y nocturna, dormitorios universitarios, en fin una renovación urbana pensada para la innovación. Inclusive se planteó quitar la malla que encierra la Universidad de Antioquia para integrarla al nuevo Distrito y poder así tener un gran campus abierto a la comunidad.
Hoy, 6 años después, el Distrito no volvió a sonar en ningún medio y mucho menos en quienes lo deben liderar. Sea esta la oportunidad a raíz del anuncio de convertir a Medellín en Distrito de Innovación que se reviva esta importante iniciativa que logró avanzar bastante y que tal vez por escala de prioridades en el gobierno anterior no llegó a su puerto final.