Para las gentes sin arraigo hay muchas carreteras en la vida. Como las que fotografió el recién desaparecido Robert Frank (1924-2019) en Nuevo México. Los telúricos tenemos pocas; yo una: la llamada Troncal del Café que transito constantemente, hace 55 años, entre Envigado y Jardín. Hasta comienzos de los ochenta fue una trocha serpentina que se tragaba cinco horas y más de nuestras vidas en cada trayecto. Poco menos que eso ha vuelto a ser ahora, atisbando la tercera década del siglo XXI.
En algunas...