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Aldo Civico
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Mirar a la verdad

Por Aldo Civico - aldo@aldocivico.com

Hace algunos días, un amigo me leyó el texto de un cuento sabio que reflexiona sobre nuestra naturaleza humana. Además, me pareció que reflejaba también una actitud que está de moda hoy. Quiero compartirla con ustedes.

Cuenta la leyenda que un día la mentira y la verdad se cruzaron. “Buen día”, dijo la mentira. “Buenos días”, contestó la verdad. “Hermoso día”, dijo la mentira. Entonces la verdad se asomó para ver si era cierto. Lo era. “Hermoso día”, dijo entonces la verdad. “Aún más hermoso está el lago”, dijo la mentira. Entonces la verdad miró hacia el lago y vio que la mentira estaba diciendo la verdad y asintió. Corrió la mentira hacia el lago y dijo, “el agua está aún más hermosa... nademos”. La verdad tocó el agua con sus dedos y realmente estaba hermosa y confió en la mentira. Ambos se sacaron las ropas y nadaron tranquilas. Un rato después salió la mentira, se vistió con las ropas de la verdad y se fue. La verdad, incapaz de vestirse con las ropas de la mentira, comenzó a caminar sin ropas y todos se horrorizaron al verla. Es así como aún hoy en día la gente prefiere aceptar la mentira disfrazada de verdad y no la verdad al desnudo. Algún día la verdad saldrá del pozo para fustigar a los mentirosos.

No hay nada más jodidamente humano que preferir la mentira disfrazada de verdad en vez de mirar a la verdad a los ojos. Nos gusta justificar decisiones que no tienen justificación. Quizás porque nos resulta más fácil engañarnos, a pesar de que sabemos que, a largo plazo, esta actitud nos hace daño y nos sabotea. Somos como el avestruz que esconde la cabeza en la arena para evitar un peligro. Somos conscientes de eso y, aun así, lo volvemos hacer una y otra vez.

Por eso delegamos a otros responsabilidades que son también nuestras. Seguimos manteniendo un estilo de vida insostenible, como si los recursos naturales fueran infinitos, en lugar de despertarnos frente a la realidad de una crisis ecológica de enorme magnitud. Nos hacemos los de la vista gorda cuando hay políticos que desmantelan sistemáticamente la institucionalización de una ciudad. Algunos no participan en política, convencidos de que su voto no cuenta. Otros siguen al canto de sirena de candidatos que prometen el cambio a pesar de que en realidad no son nada más que unos demagogos y populistas interesados meramente en la acumulación de poder. Varios, por mantenerse en el poder o por aspiraciones personales, aun reconociendo este canto de sirena, se preocupan por hacernos creer que al fin y al cabo este canto no es tan peligroso como se cree. Mañana Colombia vive un día crucial para su democracia. ¿Qué tal si por un día hacemos el experimento de dejar de seguir la mentira vestida de verdad y abrimos bien los ojos para ver la verdad y así votar bien? 

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