La conmemoración del Día Internacional de la Mujer, el reconocimiento a la lucha por sus derechos laborales y, en general, por la eliminación de las desigualdades basadas en el género, se convierte en una razón más para insistir en incorporar la equidad en la agenda del desarrollo económico y direccionar también los esfuerzos del sector empresarial en este tema.
A propósito, la economista del desarrollo Seema Jayachandran (2020) ha subrayado cómo las normas sociales, entendidas como las reglas informales de una sociedad sobre el comportamiento apropiado o aceptable, median en la relación entre el desarrollo económico y el empleo femenino, e impiden el acceso y el mayor éxito de las mujeres en el mercado laboral. Un ejemplo interesante son las normas sociales que limitan los espacios de interacción social, exploración y aprendizaje común entre niñas, jóvenes y mujeres como factor que condiciona su espíritu empresarial.
Señala Jayachandran que buena parte de los micronegocios creados y liderados por mujeres, así como las razones que justifican su desempeño inferior en países en desarrollo se explican en el acceso limitado a la capacitación empresarial y a formas de aprender habilidades comerciales, de negociación y de gestión de recursos de manera informal. Además, debido a las normas que limitan la movilidad y la capacidad de agencia y competencia empresarial, las mujeres crean menos redes entre empresarias y emprendedoras pares, esto es, socias comerciales potenciales, referentes que sirvan de ejemplo para aprender y guía para adquirir habilidades, para obtener información sobre el mercado y datos relevantes para competir, relacionarse con los clientes y construir una voz propia (Field et al. (2016); Jayachandran 2020).
En esta misma línea, la Encuesta de Micronegocios del Dane (2019) expone cómo de 5.9 millones de micronegocios en el país, solo el 37,6 % están liderados por mujeres. Incluso, aun cuando su mayor participación se concentra en la etapa de creación e incubación -los micronegocios con un año de funcionamiento representan el 17,1 % respecto a los hombres con el 8,8 %, y para el caso de los micronegocios con entre 1 y 3 años, 22,6 % frente al 15 % por hombres- la brecha comienza a invertirse cuando se cruza la frontera de los tres años, de tal forma que solo el 32,4 % es liderado por mujeres y 51,2 % por hombres.
Reconociendo el talento de las mujeres y siendo conscientes de las barreras a las que se enfrentan para la consolidación, el fortalecimiento, el acceso a recursos y la aceleración de sus proyectos de negocio, Proantioquia, Grupo Argos, Impact Hub, Bancolombia y la Fundación Siemens nos hemos unido para desarrollar y lanzar el programa Emprender Mujer, una plataforma de aprendizaje y colaboración en red que a su vez quiere constituirse en una comunidad de mujeres emprendedoras.
La iniciativa quiere reconocer, apoyar y potenciar el talento de las mujeres a través de la formación en herramientas y habilidades empresariales, la conexión con mujeres y hombres referentes, mentorías para la solución de sus retos estratégicos, acceso a oportunidades de financiación y la transferencia de experiencias centradas en sus procesos de emprendimiento.
Siendo la recuperación de la economía nuestro principal reto, con Emprender Mujer soñamos poner las capacidades empresariales al servicio del tejido emprendedor de mujeres talento de la región y promover su autonomía económica, y con ello, actuar de manera diferencial y afirmativa por una cada vez mayor capacidad de agencia de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad.
Mujeres empresarias y emprendedoras, invitadas a conocer emprendermujer.co
* Directora de Desarrollo
Económico y Social Proantioquia
