Fue un pequeño debate en redes sociales sobre si era mejor ser empleado o emprendedor. Es cierto que hoy unos emprendedores miran con cierta superioridad moral a los demás, desconociendo su propio viacrucis o que son igualmente expresión más del neoliberalismo que no los necesita a todos trabajando para otros.
Bien dice en El País de España el conocido filósofo coreano Byung-Chul Han, que tanto ha discernido sobre la sociedad moderna, que “ahora uno se explota a sí mismo y cree que está realizándose”. (Tener negocio propio es una esclavitud vista con buenos ojos).
Buen tema, ahora que las condiciones laborales son tan precarias y tienden a serlo cada vez más y que el emprenderismo pese a todo no se posiciona por completo.
El sistema hace que las personas trabajen más por menos, en favor del gran capital: vemos reportes de que los más ricos vienen aumentando su riqueza, distanciándose más del resto, situación casi global aun en pandemia.
Aunque esta mostró que el trabajo a distancia es más posible de lo que se creía o permitía (tal vez esto) la carga no se ha reducido y para muchos aumentó. La tecnología ha traído extrahorarios no recompensados pese a decisiones de los tribunales. No es un misterio.
En enero sugerí que no hay que matarse tanto. Algunos dijeron que estaba fomentando la vagancia o el mínimo esfuerzo. No. Hay que cumplir, ser diligentes, tener iniciativa, mas hoy es urgente sacar tiempo para uno, para la realización personal que no viene de la mano de un empleo ni de un emprendimiento.
Cada caso es particular, cada quien tiene sus necesidades sentidas, pero nos estamos olvidando de vivir. Cada vez se escucha más el reclamo.
Parecemos bajo el terrible modelo chino: 996. Trabajar de 9 a 9, 6 días a la semana. Puede cambiar el horario, pero da igual. Es extenuante. Menos tiempo para intensificar las relaciones sociales y familiares. El mundo laboral vigente para la mayoría no lo permite, lo castra.
A unos no les importará, el trabajo es casi toda su vida. Es claro que la sociedad está sintiendo el efecto.
¿Cómo cortarlo? ¿Se puede cambiar? Hay quienes lo intentan, se rebelan. Este es uno de los grandes conflictos de la vida moderna, del modelo económico que nos ha metido el cuento de que hay que estar activos y sentirse mal si no.
Y no, no es así. Si la vida es eso, fracasamos.
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