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Napoleón no es un héroe para homenajear

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Por Merlene L. Daut

Después de un año en el que las estatuas de esclavizadores y colonizadores fueron derribadas o desfiguradas en Europa y Estados Unidos, Francia ha decidido moverse en la dirección opuesta. El año 2021 está siendo aclamado por muchos museos e instituciones del país como el “Año de Napoleón” para conmemorar al mayor tirano de Francia, un icono de la supremacía blanca, Napoleón Bonaparte, quien murió hace 200 años en la isla de Santa Helena el 5 de mayo de 1821.

Decenas de eventos están planeados en su honor. El más grande ocurrirá a finales de esta primavera, cuando la Reunión des Musées Nationaux abra su Exposition Napoleón en París.

Como mujer negra de ascendencia haitiana y estudiosa del colonialismo francés, me resulta particularmente irritante ver que Francia piensa celebrar al hombre que restauró la esclavitud al Caribe francés, un arquitecto del genocidio moderno, cuyas tropas crearon cámaras de gas para matar a mis antepasados.

En 1794, después de que una enorme rebelión de esclavos terminó con la esclavitud en la isla francesa de Saint-Domingue (hoy Haití), Francia declaró la abolición de la esclavitud en todo su territorio. Pero en 1802, Napoleón revirtió esa decisión, convirtiendo a Francia en el único país que ha vuelto a establecer la esclavitud después de abolirla. Los franceses solo volvieron a abolir definitivamente la esclavitud en 1848.

El público francés normalmente confunde, ignora o no está al tanto de esta historia. Esto se debe a que el sistema educativo francés, en el que enseñé de 2002 a 2003, fomenta la creencia de que Francia es un país con una “historia emancipadora”. Cuando las escuelas francesas enseñan historia colonial, habitualmente pregonan que el país fue la primera potencia mundial europea en abolir la esclavitud. Suelen dejar de lado o pasar por alto cómo y por qué la esclavitud fue restablecida ocho años después por Napoleón, quien utilizó la justificación de que si no la reinstalaba, tarde o temprano, el “cetro del Nuevo Mundo caería en manos de los negros”.

Aunque Napoleón también destruyó la república que los franceses dicen venerar cuando se hizo emperador en 1804, todavía es común que los franceses lo enaltezcan como un héroe. “Conocer a Napoleón es comprender el mundo en el que vivimos”, declara la página oficial de la Exposición. Es un “personaje fascinante que dio forma a la Francia de hoy”.

En febrero, los miembros del personal de minorías étnicas en La Villette, el lugar de la exposición, amenazaron con entrar en huelga por el homenaje al hombre a quien los estudiosos de la esclavitud consideran legítimamente un racista, sexista y déspota irredimible.

Sin embargo, lo que necesita más elaboración es el papel que desempeñó el pueblo francés en el violento regreso a la esclavitud de su país. Esto no se debió únicamente al capricho de un terrible dictador. Los legisladores franceses y el ejército francés, con un amplio apoyo del público, apoyaron las acciones de Napoleón, demostrando la incoherencia duradera del republicanismo francés.

En 1802, los negros en la isla de Guadalupe lucharon contra las tropas francesas que Napoleón envió allí para encadenarlos una vez más, pero perdieron su lucha y vieron la esclavitud reinstaurada oficialmente en julio. En Saint-Domingue, dos generales fueron enviados a la isla por Napoleón para, en sus palabras, “aniquilar al gobierno de los negros”. Los soldados franceses gasearon, ahogaron y utilizaron perros para mutilar a los revolucionarios; los colonos franceses se jactaban abiertamente de que después del “exterminio” la isla podría ser repoblada con más africanos del continente.

Mis estudiantes y colegas, tanto en Francia como en los Estados Unidos, suelen responder con conmoción y horror cuando describo cómo miles de negros en Saint-Domingue fueron asesinados con tanta crueldad por los franceses mientras luchaban por las libertades que la mayoría de la gente ahora da por sentadas.

Dedicar un año entero a la memoria de Napoleón demuestra que reprimir la historia en nombre de la ideología favorita de Francia, el universalismo, ya es una parte crucial de la República. Los líderes franceses deberían abrir una investigación sobre por qué Napoleón, un belicista racista y genocida, sigue glorificado en el país cuyo lema nacional es “libertad, igualdad, fraternidad”

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