Por Esteban Mery Fernández, MD*
estebanmery@hotmail.com
Los médicos intensivistas son profesionales de la salud sub-especializados en coordinar el cuidado de personas críticamente enfermas, cuya vida está en riesgo si no se interviene de manera inmediata.
Como resultado de la actual pandemia de covid-19, los intensivistas hemos enfrentado un volumen de enfermos sin precedentes, con grandes retos logísticos, a un elevado costo físico, mental, emocional y espiritual, a cambio de grandes lecciones de recursividad y trabajo en equipo.
Los intensivistas son un recurso escaso en casi todos los países. Es fácil caer presa de la angustia y el desespero al pensar que los servicios de salud están casi copados y que los especialistas encargados de coordinar las unidades de cuidados intensivos no dan abasto. Aunque esto es cierto, hay formas de mitigar esta situación.
En el caso de enfermos por coronavirus, vale la pena recordar algunos hechos:
La mayoría de los contagiados pueden recibir atención en casa. Una fracción de los infectados necesitan manejo hospitalario que en su mayoría puede ser supervisado por médicos internistas u otros especialistas. Solamente un 17-35 % de pacientes requieren ser admitidos a unidades de cuidados intensivos donde son manejados por un grupo multidisciplinario conformado por: enfermeros, terapeutas respiratorios, especialistas, farmacistas, terapeutas físicos, entre otros.
¿Cómo se puede, entonces, entender el cuidado de enfermos críticos durante una pandemia? Bajo el principio de solidaridad y afán de servicio. Cuando los sistemas de salud llegan a un punto de ocupación como el actual, los ortopedistas acuden a ayudar a voltear los enfermos boca abajo, los psiquiatras acuden a facilitar las conversaciones con las familias, los cirujanos se vuelcan a poner líneas centrales y a realizar procedimientos quirúrgicos de urgencia, los anestesiólogos aportan su vasta experiencia poniendo tubos traqueales y asistiendo en el manejo del ventilador, etc.
Todo el que quiera ayudar tiene cabida. Solo se necesita decisión y responsabilidad. Al apoyar a los intensivistas en estas tareas, estos multiplican su capacidad de cobertura y logran beneficiar a un número cada vez mayor de enfermos críticos. Esta fue la experiencia de Nueva York y es la de muchas ciudades de Estados Unidos actualmente.
Todo profesional de la salud dispuesto a ayudar puede recibir entrenamiento enfocado al manejo de pacientes críticos y, aunque esto no los convierte en intensivistas, sí los capacita como personal de apoyo en medio de esta emergencia. Es con este enfoque de solidaridad y servicio que se puede superar una coyuntura como esta.
Colombia tiene talento médico de sobra. Nuestros profesionales son educados bajo el principio de ser ejemplares antes de convertirse en excelentes profesionales. Los colegas colombianos están listos y ávidos por servir, ayudar, acompañar y consolar a todo aquel que lo necesite.
Antes de importar talento de otros países, agotemos el recurso propio, incluyendo a los especialistas nacionales que ejercen en otros países pero que están listos a cumplir el llamado de servirle a la patria aportando el conocimiento y la experiencia que se han adquirido a punta de esfuerzo y sacrificio.
*Médico Universidad CES. Internista, Geisinger Medical Center. Intensivista, Universidad de Pittsburgh (EE.UU.)..