Por Samuel Vásquez Rivas
Universidad Pontificia Bolivariana
Comunicación - Periodismo, semestre 6
svasquezrivas95@gmail.com
Pasan los años y sigue siendo curioso cómo en el estadio Atanasio Girardot perduran las cabinas de radio a lo largo de la tribuna Occidental, mientras en otros escenarios deportivos del país las zonas de prensa se han modernizado haciendo una transición de cara a elaborar y rentabilizar el periodismo deportivo, que hoy en día, por lógica, debería irse sumando al auge digital y multimedia, específicamente en Medellín, ciudad capital del deporte a nivel nacional.
Incluso, nuestra ciudad se ha vuelto un obstáculo para los jóvenes que quieren emprender en ese gremio periodístico, opacados por la misma gran familia del periodismo tradicional y unas cuantas emisoras que mandan en Antioquia y sus nombres evocan la identidad de sus dueños.
En Bogotá, el periodismo deportivo ha migrado a otros formatos que comandan en la actualidad el éxito de los medios de comunicación; el internet, muchachos. Es común ver incluso el surgimiento de alternativas de este tipo en Barranquilla, con oportunidad para todos los apasionados; también en Cali, que se han tomado el cubrimiento de estadio para hacer contenidos renovados y con más cercanía al aficionado.
Un punto a favor para el periodismo en el Atanasio Girardot: la señal es deficiente para celulares, mientras que el radio de pilas sigue funcionando a la perfección y pasa de generación en generación.
¿Cuándo habrá un cambio generacional de personal en Antioquia? A la fecha, narradores y comentaristas siguen siendo los mismos de hace 30 años. Por lo menos en las otras ciudades ya es fácil ver emisoras digitales con nuevos talentos que proveen a los medios grandes del país. Sigue siendo difícil ver un periodista deportivo paisa que brille a nivel nacional; los que hay, están en radio, el monopolio de los paisas.
En el caso de los fotógrafos deportivos, por un lado los veteranos, en la esquina del campo, mientras los jóvenes buscan un pequeño espacio para hacerse conocer, pero con el rechazo jerárquico de algunos que llevan todo este siglo yendo a la cancha a trabajar. “¿Y este pelao quién es?, ¿y por qué está acá haciéndonos competencia?.
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