La semana pasada, Facebook llevó a cabo lo que pudo haber sido la eliminación de contenido más grande de su historia. Cualquier contenido que se pareciera vagamente a una noticia, incluso si no lo era, desapareció de la plataforma en Australia. La compañía estaba demostrando su oposición a una ley ahora aprobada por el Parlamento australiano que podría requerir que las empresas de tecnología remuneren a las organizaciones de noticias por su contenido.
La acción fue una táctica de alto riesgo diseñada para mejorar la posición de negociación de Facebook con los legisladores australianos, y funcionó: la compañía negoció rápidamente enmiendas a la legislación y ahora se ha comprometido a restaurar el intercambio de noticias en el sitio. Este episodio ha demostrado que las empresas de tecnología se comportarán de manera inescrupulosa para garantizar que las regulaciones se redacten a su medida. También demuestra que el gobierno a menudo no pone al público en primer lugar a la hora de formular políticas tecnológicas.
La ley australiana tiene como objetivo proteger los medios de comunicación asegurando que las plataformas digitales compartan el beneficio que obtienen del contenido publicado en sus sitios con las empresas australianas que producen ese material. "Nuestro código de medios se enfoca hacia nivelar el campo de juego y garantizar que los gigantes digitales paguen a las empresas de medios de noticias por generar contenido original", escribió en su cuenta de Twitter Josh Frydenberg, tesorero de Australia. Según la ley, se alentará a empresas como Google y Facebook a pagar a las organizaciones de noticias cuando se compartan enlaces a su contenido en las redes sociales; si las partes no pueden ponerse de acuerdo, resolverán su disputa mediante arbitraje.
En respuesta, Google primero amenazó con desconectar su motor de búsqueda en Australia y luego llegó a acuerdos con empresas de medios para evitar el plan de arbitraje obligatorio de la legislación. Esta semana, Facebook negoció con los legisladores después de haber cumplido con su amenaza de bloquear por completo el contenido de noticias en Australia.
Si bien la reconsideración de Facebook es bienvenida, existen problemas reales con el código, razón por la cual organizaciones como Digital Rights Watch, la cual dirijo, se han opuesto a la legislación.
Está claro que el periodismo está en problemas: la Iniciativa de Periodismo de Interés Público ha seguido la contracción de casi 200 redacciones en Australia desde enero de 2019, siendo las áreas rurales las más afectadas.
Sin embargo, no hay garantía de que los ingresos generados por el código solucionen el problema. Como acabamos de ver con Facebook y Google, la legislación crea incentivos para que las plataformas negocien con las organizaciones de noticias para pagar por el contenido que aparece en su sitio. Pero los medios de comunicación no están obligados a destinar este dinero a un periodismo de calidad, son libres de gastarlo como quieran.
El gobierno podría haber adoptado un enfoque de impuestos y gastos para el tema y utilizar las ganancias para financiar los medios de comunicación. En cambio, el código crea un sistema en el que el dinero se transfiere de una entidad privada a otra, y donde se espera que los australianos confíen en que alguien como Rupert Murdoch gastará sus ganancias recién obtenidas en periodismo de interés público de calidad.
Durante demasiado tiempo, las empresas de tecnología han minado nuestras experiencias personales para impulsar un modelo de negocio de extracción de datos para obtener enormes ganancias, a un gran costo social. El periodismo de interés público debe estar debidamente financiado, por el gobierno si es necesario, para hacer rendir cuentas a los poderosos y facilitar el libre flujo de información. El código carece tanto de una comprensión técnica de la economía de los medios digitales como de la ambición de remediar los daños que ha producido. La solución no es apoyarse en el modelo de negocio de la gran tecnología creando un sistema para obligar a las plataformas a compartir sus ganancias con los medios tradicionales