Por Bernardo A. Guerra Hoyos
La Subsecretaría de Catastro de Medellín no es ajena a la situación caótica que se vive en la Administración Municipal ya que en los dos últimos años experimenta cambios que ignoran los logros obtenidos en sus más de noventa años de existencia.
Para su correcto funcionamiento, Catastro está conformado por unidades, cada una de ellas con líderes de programa y líderes de proyectos, estos vinculados a la administración municipal, quienes requieren apoyo de personal externo (contratistas).
En los dos últimos años los líderes han perdido poder para el manejo de sus unidades y proyectos, viéndose supeditados a los caprichos y conveniencia del subsecretario de catastro, Iván Mauricio Salazar Echeverry, y sus asesores, quienes desconocen la historia y procesos formados durante décadas por los líderes y expertos: los han relegado y suplantado por asesores amigos del subsecretario, en buena parte abogados de poca experiencia y conocimientos en áreas catastrales, inmobiliarias o de ciudad y pocas veces, o nunca, cumplen con las actividades para las cuales son contratados o las solicitadas por el líder del programa o proyecto.
Los contratistas, que eran contratados de acuerdo con su formación y experiencia, son reemplazados por personas con formación en áreas ajenas a las requeridas, sin experiencia y sin conocimientos en temas: catastrales, inmobiliarios, urbanísticos y, en el peor de los casos, son personas que no conocen a Medellín, pues su vida y actividades las han desarrollado en otra ciudad, departamento o municipio; y para poder contratarlos se cambian los perfiles en los contratos interadministrativos.
Para trabajar en Catastro se necesita ser: amigo o pariente del subsecretario o de uno de sus asesores y ser apadrinado por un político de su gusto y conveniencia. Y, en algunos casos, pagar prebendas para permanecer u obtener un puesto.
Clara muestra de lo dicho es que entre los familiares del subsecretario se encuentran contratados sobrina, primos y cuñada.
Entre sus amigos que no cumplen con los perfiles para el cargo están: profesionales especializados, coordinadora de proyecto y profesional administrativo. Tenemos los nombres tanto de sus familiares como de sus amigos por si algún organismo de control los requiere.
Usualmente, los contratistas se vinculaban a través de una entidad universitaria que administraba los recursos del proyecto mediante contrato interadministrativo y velaba por la calidad, cantidad e idoneidad tanto de los contratistas como de los productos contratados por la Subsecretaría. En los últimos dos años ocurre que los contratos han sido reducidos y, en algunos casos, arrebatados a las instituciones universitarias municipales para entregarlos a un operador foráneo.
Existen otros contratos adjudicados de manera directa y tienen la particularidad de que el supervisor es el subsecretario.
Funcionarios probos como el director del Oime y el líder de avalúos han sido retirados u obligados a renunciar y otros líderes de programas y proyectos han sido relegados en su labor por los amigos del subsecretario.
Algunos funcionarios han denunciado toda esta situación ante la Personería y hasta el momento no se conoce actuación alguna orientada a corregir la delicada situación.
Post Scriptum: Hago un reconocimiento a una mujer con valores y principios que sirven de ejemplo y orientación a los funcionarios públicos de Medellín. La exdirectora de la Unidad de Niñez de la Secretaría de Inclusión Social y Familia en la administración de Quintero Calle, María del Pilar Rodríguez Chona, luchadora por el bienestar de la niñez, quien ante tan dura persecución no da su brazo a torcer