Qué carajos piensan quienes no usan mascarilla o medio se la ponen. Que pica, que genera alergia, que falta el aire. Excusas tontas porque usarla supera con creces el quedar más expuestos al coronavirus y a la Covid-19.
Son sólidos los hechos que respaldan su uso y que sea obligatorio. El Lawrence Journal World mostró esta semana cómo un estudio en Kansas (Estados Unidos) reveló que en las dos docenas de condados entre 105 que acogieron la sugerencia de la gobernadora Laura Kelly de obligar a la mascarilla, redujeron los casos a la mitad en solo dos semanas. Igual en otros cuatro estados.
En The Wall Street Journal un anterior comisionado de la FDA (oficina de drogas y alimentos), Scott Gottieb, publicó un editorial recomendando un mandato nacional para obligar el uso.
Existe otro factor contundente: la principal vía de transmisión del virus es aérea, en esas pequeñísimas partículas que emitimos, aerosoles.
Varias investigaciones han concluido sobre las ventajas de la que podría considerarse la prenda estrella de la pandemia, querida y odiada. Reduce las chances de contagio y de contagiar. Hay además indicios de que disminuye la carga viral que infecta haciendo benigna la enfermedad, según estudio de Monica Gandhi, médica infectóloga de la Universidad de California, San Francisco. Una especie de vacuna.
Podríamos citar más casos, como Mongolia, donde el uso temprano hizo que en meses no tuvieran decesos, pero a lo que vamos es a la inoperancia de las autoridades colombianas para insistir y obligar al uso. Tal como en la cuarentena se sancionaba a quien salía sin permiso, debería hacerse con la mascarilla: no coarta libertades sino que salva vidas, así en otros países haya protestas (en parte politizadas) contra esta prenda.
En Medellín el alcalde prefirió una plataforma en internet como alternativa, aunque de nada sirven un computador o un celular con mascarilla, y ya vemos el triste resultado.
Se discute todavía cómo usarla bien y cuál es mejor (la N95 sin respiraderos sugiere investigación) mas portar cualquiera sobre boca y nariz es mucho mejor que nada.
En Europa el rebrote es severo. Acá se dispararon los contagios y no se obliga a que la gente se proteja. Se ve en la calle, en tiendas, restaurantes y bares, usuarios sin protección, sin distancia física bajo la mirada de propietarios que se entierran el cuchillo de nuevos cierres.
Difícil entender este comportamiento, más en personas con cierto nivel educativo.
Que no lloren después.
Maullido: huele feo el movimiento para revocar al alcalde Quintero Calle .