Por Rogelio Vallejo Obando
Papabombas y explosivos en general, no tienen porqué “estar” en ninguna Universidad o centro educativo ni mucho menos operados por encapuchados, que todos sabemos son extraños a las universidades, pues en la mayorìa de casos los genuinos estudiantes no los reconocen como compañeros de estudio.
Rectores de centros de educación superior van a tener que tener mucho valor civil y ciudadano, “porque ese fenómeno dañino” no puede seguirse tratando con alcahuetería.
La Constitución y las leyes no pueden ser sometidas al escarnio, por equivocados en la forma de conducir protestas. Paros, marchas y protestas no pueden tener a su interior la horrorosa violencia. Ese expediente es inaceptable, además de cavernario.