Con gran tristeza y preocupación, como reumatólogos, como médicos pero sobre todo, como seres humanos, recibimos la publicación de la columna “El último descaro”, del 30 de julio, del señor Luis Hernán Tabares.
Estamos convencidos de los grandes esfuerzos y sacrificios que realizan día a día nuestros colegas en el manejo de los pacientes en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), que se ha multiplicado en esta pandemia y que suma a este extenuante trabajo la incertidumbre de ser contagiado y/o contagiar a las familias que esperan en casa la llegada de cada uno de ellos después de sus jornadas de trabajo.
Hemos visto con preocupación la gran cantidad de información falsa que se ha generado por parte de personas mal intencionadas y que se replica sin control por personas sin el mínimo sentido común por medio de redes sociales como WhatsApp. Esto ha generado en algún sector disminución de la confianza en el personal médico, incluso en algunos sectores negándose a consultar en detrimento de su salud.
¿Hasta cuándo circularán estos rumores completamente falsos y sin ningún sentido común, acerca de supuestos beneficios económicos que recibimos en el gremio médico por la atención de pacientes infectados con el virus SARS CoV-2?
Desde esta asociación rechazamos enérgicamente la columna publicada, y exigimos una rectificación del periódico, ya que claramente se está violando el derecho al buen nombre del gremio médico en general.
Junta directiva,
Asociación Colombiana de Reumatología. Andrés Ricardo Fernández, presidente.
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Con profundo desagrado leí la columna de Luis Hernán Tabares A., del Taller de Opinión que publica el periódico. Pregunto: ¿dónde están las pruebas que sustentan sus afirmaciones tan graves y que además ponen en peligro la vida e integridad de los profesionales del área de la salud?
El señor Tabares es dueño de tener sus opiniones, pero el que estas se publiquen en un medio masivo de comunicación como es EL COLOMBIANO, sin una mísera prueba de lo que está afirmando y además se vaya lanza en ristre en contra de la honra de los que en este momento le estamos poniendo el pecho a las balas es una falta de respeto de grandes proporciones, máximo, cuando en la coyuntura actual, la gente evita asistir a los servicios de salud por culpa del miedo y la desinformación imperantes, poniendo en riesgo su vida y la de la comunidad.
Muy respetuosamente le solicito exigir al autor que pruebe fehacientemente sus acusaciones y presente denuncia ante las autoridades respectivas.
Lucas Ramírez Gil
Médico especialista en
Cirugía Cardiovascular, profesor universitario.