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José Guillermo Ángel
Columnista

José Guillermo Ángel

Publicado

SOBRE EXCESO DE INFORMACIÓN (1)

Por JOSÉ GUILLERMO ÁNGEL

memoanjel5@gmail.com

Estación Tera, que por la ley de Gordon Moore supongo que equivale a 1024 gigas, dado que la información informática (si se puede decir así) comenzó con transistores que, al hacerse más pequeños, contenían en un mismo espacio más información. Así de un Kilobyte Kb, 1024 bytes, se pasó a un Mb, 1024 Kb, a un Gb de 1024 Mb y las últimas USB que existen en el mercado ya contienen 128 Gb, lo que podría tomarse como un número N de bibliotecas situadas en un cuerpo más pequeño que un confite. Lo anterior, produce lo que se llama la ley de singularidad, aparecida en un libro de la década de los 80, Las 22 leyes del marketing, escrito por Al Ries y Jack Trout, en el que se decía que una estrategia producía otras estrategias y estas más estrategias, etc. Y esto que se proponía, nacía de la tesis de Ludwig Wittgenstein que sostenía que el mundo no se componía de cosas sino de hechos (acciones-reacciones) y estos de hechos atómicos y, en términos de física moderna, de partículas, cada una con un contenido de información ligado a la anterior...

Con este crecimiento exponencial de la información (conocimiento positivo), que para 2045 dicen que superará la capacidad del cerebro humano, se alimenta la inteligencia artificial que, al superarnos (eso dicen), se prevé que tomará decisiones que no están a nuestro alcance o al menos decisiones más rápidas que las que podemos concebir, situándonos en un segundo lugar frente a las máquinas. Uno que se divierte con estos datos es Noah Yuval Harari, el historiador israelí, en su libro Homo Deus. Y se divierte porque, enloquecidos por el futuro, nos pegamos de la información que existe creando prospectivas que apuntan a distopías en las que seremos dioses repletos de datos y quizá inmóviles debido a la carga que soportamos encima, que ya llamamos Cuarta Revolución, asunto al que llegarían los que son capaces de construir computadoras y robots.

Sin embargo, el hecho de tener mucha información, nos lleva a preguntarnos: ¿cuánto de lo que tenemos nos sirve para ser humanos? Esto, que sería el objetivo (perder miedo y tener una vida más vivible), exige usar la navaja de Okham (cortar lo que no sirve), hacer sumas como la de Maimónides en su Guía de perplejos o la de Tomás de Aquino en su Summa, que propendían por un uso adecuado de la razón y del sabernos vivos. Pero, y este es el problema, no buscamos ser humanos sino sub-humanos, con cerebros atornillados a especies de Matrix o de grandes acumuladores que nos desbordan, siendo ya seres perdidos en un mundo regido por lo binario.

Acotación: marketing, globalización, inteligencia artificial, Gran Hermano (vigilancia), nunca habíamos sido tan codiciosos. A Craso, en las tierras de los partos, cuando murió le llenaron la boca con oro derretido.

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