Estación Ansiedad, a la que llegan los fatigados y preocupados, los que sienten que sus empleos dependen de un mensaje virtual y los que ya lo han perdido y no saben qué hacer (los desesperados), los presionados para mayor productividad y los que (como dice Byung Chul-Han) se auto-explotan para rendir en medio de un ambiente que no les es propicio; los enrutinados que han perdido la noción de tiempo y espacio, y los que avanzan saltando toda clase de obstáculos (cumpliendo y creando métodos, rehaciéndose); los que ya están deprimidos y los que deliran recibiendo la misma información, los acosados por las deudas y los que explotan para volver a recargar explosiones. Y en medio de todo esto (o en mitad del encierro), los que ya se sienten en condición de guerra o (como en el mundo de los griegos) atravesando el Tártaro, región oscura y de fuegos inesperados. Total, Ansiedad es una estación que se mueve con mucha gente dando vueltas.
El estrés, enfermedad clasificada en el siglo 20 como motor para la generación de enfermedades físicas y mentales, compite ahora con el virus. Y ese estrés no solo lo genera el encierro sino la incertidumbre, el exceso de información y las presiones que producen los acosadores (predicadores, gente que no deja trabajar en orden insertando reuniones en un tiempo ya comprometido para terminar una tarea, los que mandan y repiten facturas con más de una semana de anticipación, los que ofrecen lo que no se necesita ahora, los twits de mala leche, etc.), generando cansancio, mal humor, inicios de desobediencia, mismidad (el encierro en sí mismo) y el que venga lo que sea, que ya es un umbral peligroso.
Esto del virus ha puesto nerviosa a mucha gente, que no solo busca no enfermar sino sostener su economía y tejido social. Y a la par, que su trabajo (si lo tiene) rinda como es debido en condiciones inesperadas. Y así el estrés (que en condiciones laborales debidas se controlaría con un buen diseño ergonómico) hace de las suyas: merma productividad, resta futuro, sitúa en condiciones de enfermedad emocional y ya lo que pasa es un juego de tomo y saco sin claridad de qué tomo ni qué saco. O algo peor: un estar saltando matojos en la medida en que estos crecen sin que haya quién los corte, pues la incertidumbre es campo amplio y prolifera en sustos variados.
Acotación: sujetos de estrés alto son los que trabajan en la salud, el orden público, el magisterio, la producción sin quién compre etc. ¿Cuánto estrés se puede resistir? Hasta llegar a los límites (cada cual tiene los suyos). Y ya, con los límites enfermos, el mundo es otro, una distopía. Y estresados y distópicos, reclamando reposo, así vamos a salir de este asunto. Alguna señora dirá: que la Virgen lo acompañe, mijo.