Por Mario Hernán Palacios M.
Difiero con todo respeto de su editorial del pasado domingo 31 de octubre, titulado “Lavado de manos”, acerca de la decisión de la Anla de archivar el proyecto de la mina de Quebradona en Jericó.
Si miramos desprevenidamente los efectos de la minería en nuestro departamento, lo único que encontramos en las regiones mineras es miseria, prostitución y destrucción del medio ambiente. Los ríos y las quebradas son convertidos en aguas pantanosas permanentemente; los bosques se destruyen y la calidad de vida de los residentes se torna miserable.
Miremos al Bajo Cauca y al Nordeste de Antioquia, ¿qué les ha aportado realmente la minería? Nada que sea en beneficio de sus habitantes.
Por lo anterior, considero muy acertada la decisión de la Anla. Le hicieron un gran favor a Jericó, a Támesis y a todo el Suroeste de Antioquia
