Estación Gente Junta, donde se reúnen los que no tienen buenos servicios de salud, los que apenas sí viven con la pensión, los que carecen de vivienda digna, los que buscan educación menos cara, los que apenas sí ven el futuro por una rendija que les tapan a cada rato, los que ven cómo la corrupción y los modelos inmorales se toman el país, los que cantan pidiendo vivir en paz, los descontentos que saben que las cosas no van bien, los que sienten sus derechos vulnerados después de haberlos logrado, los que han sido antes y son ahora pues la historia es la misma, los que no obedecen a ideologías sino a una necesidad general, en fin, todos los que se sienten que sobran porque no los tienen en cuenta o cada vez los estrechan más y entonces están que se revientan.
Que la gente está descontenta, es cosa cierta. Está descontenta en Venezuela y por eso se va del país, que ahora es una caricatura de los derechos humanos; descontenta en Argentina, que votó sin importar ya si les va peor; descontenta en Chile y el encendido fueron treinta pesos en el pasaje de metro (treinta pesos que parece que escondían treinta años de malas gestiones); descontenta en Ecuador y en Bolivia, por el enrarecimiento del Estado; descontenta en Líbano (lo que le valió el puesto al primer ministro); descontenta en Haití, pero ese descontento parece que no le importa a nadie; descontenta en Colombia y por eso votó opinión. Y estos descontentos no son gratuitos, pues tienen que ver con situaciones reales (fallas sociales, daños económicos) que los gobiernos tratan de tapar con propaganda como si la solución fueran frases y no hechos. Y sí, hay movimientos.
Cuando la Tierra se mueve es porque se está ajustando en su capa tectónica; cuando los vientos se mueven es debido a descomposiciones calóricas, y lo mismo pasa con los aguaceros. Y ahora es la gente la que se mueve para que el Estado se cuestione y con él la economía, las composiciones sociales y la suerte del país. Y no es malo este movimiento porque confronta y lleva necesariamente a hacer ajustes, a ver las cosas por el lado que tienen y a entender que algo pasa. Es que pasa como en el cuento de Monterroso: que cuando despertó, el dinosaurio seguía ahí.
Acotación: En mayo del 68, los jóvenes se manifestaron y hubo cambios significativos. Se pasó de un mundo a otro, de oportunidades más amplias. Y ahora, cuando este mundo tiene problemas ambientales, económicos y de futuro, hay que mirar lo que pasa. Quizá nos dormimos y nos encerramos en burbujas, quizá miramos en la dirección que no era, quizá no nos pensamos en un aquí y ahora. René Uribe Ferrer decía: provocamos lo que nos pasa. Lo elegimos, decía Jean Paul Sartre.