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José Guillermo Ángel
Columnista

José Guillermo Ángel

Publicado

SOBRE TANTA BASURA

Por JOSÉ GUILLERMO ÁNGEL

memoanjel5@gmail.com

Estación Caneca, a la que cae de todo y en desorden, incluso los que van sacando de los recipientes la basura para regarla en las aceras, las esquinas y los parques, porque a esta estación (llena de olores, líquidos raros, emanaciones, miasmas), que debería ser un asunto de salud pública y ajustada a normas bien prescritas, caen los enfermos por el saqueo y el desorden, abren las bolsas (cuando no es que quieren arrancar la caneca para llevársela), tiran al piso lo que otro había acumulado en plásticos negros y transparentes, y luego siguen su camino violando los derechos de los demás a la limpieza, el orden y la disciplina. Claro que a esta gente (a los regadores) no se le puede decir nada, pues eso va contra los derechos humanos, que en ellos funcionan (operan y se aplican) y no en la gente normal, lo que no deja de ser extraño, pues los derechos operarían en los que cumplen con los deberes y no en los que los evaden. Pero en el trópico estamos y pareciera que vivir en la basura hace parte del infierno cotidiano, rico en bacterias varias.

La basura es uno de los grandes problemas urbanos y no solo es lo que botamos (lo orgánico, lo reciclable, lo reutilizable, lo sin posibilidades y lo radioactivo) sino la manera de actuar. En primer lugar, se bota todo junto, lo que pone en problemas a los que la van a separar para lograr algún uso. Y todo eso junto (no nos damos a la tarea de separar cada tipo de basura), es una manifestación de la manera de pensar. Basta ver dos, tres, cuatro buses ocupando todos los carriles de una vía, a los motociclistas haciendo piruetas para adelantar los vehículos, a los que pitan por cualquier cosa y a los que cuando hablan botan un basurero por la boca. Diría que andamos regados, soltando humo y ruido por todas partes, delirando como el colérico Aquiles y mezclando sin separar. Y en este sentido, siendo tóxicos, contaminamos igual que lo que huele, se pudre y se riega, ensuciando.

Hay gente que uno admira, a los recicladores por ejemplo. Ellos saben clasificar, amontonar, atar, llevar los residuos a un punto. Pero a ellos hay que ayudarles: cada tipo de basura en su punto y cada punto de basura en orden. Pero pocos lo hacemos. La mayoría simplemente produce basura y la coloca donde quiere, sin esperar a que el carro de la basura pase (estos trabajadores son admirables y no sé qué piensen de tanta gente sucia que ven reflejada en las bolsas que pacientemente recogen). Y bueno...

Acotación: lo que compramos, ya tiene la basura incluida. Lo que botamos, revuelve la basura. La basura es revuelta y tirada de nuevo a la calle por otros. Y en todo este revoltijo, otra nueva contaminación. Fo.

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