Tuve el privilegio de asistir a la “III Conferencia Internacional de Biocombustibles” organizada por “Fede Biocombustibles”, entidad presidida, con gran acierto, por el exministro Jorge Bendek Olivella. Fue todo un éxito y un foro de enseñanza para resolver los problemas de contaminación del aire que respiramos en Medellín y en las grandes ciudades de Colombia.
Cuatro conferencistas expertos de los Estados Unidos, dos del Brasil, uno de España, uno de Bélgica y siete colombianos nos mantuvieron concentrados, escuchando lo importante que será el cambio que se avecina de combustibles fósiles, contaminantes, a combustibles de origen vegetal amigables con el ambiente.
Otros tres foristas, del municipio, del concejo de la ciudad y de EPM, nos informaron sobre lo que en Medellín se está haciendo, que es mucho más de lo que se hace en otras grandes ciudades de Colombia. En Medellín estamos mal, pero se hacen esfuerzos para la limpieza del aire, se amplió el pico y placa, que no me gusta, se aplica el día sin carro, se recomienda dejar el carro en la casa, se negociaron algo así como setenta buses ciento por ciento eléctricos, el metro y los metrocables son los mayores contribuyentes a la limpieza del aire. Pero hay que hacer más.
Una empresa privada, de origen antioqueño, hace los mayores esfuerzos para la limpieza del aire. Coordinadora, la transportadora de encomiendas, paquetes y toda clase de envíos, tiene sus furgones trabajando con el veinte por ciento de biodiésel y experimenta con uno que trabaja, sin ninguna modificación mecánica, con el ciento por ciento de combustible producto de la palma de aceite.
Se mostraba la calidad de los gases que salen por el exosto, con una servilleta blanca a unos cinco centímetros del mofle, mientras se trabajaba el motor acelerado. Incrédulo y con la curiosidad de periodista, saqué mi pañuelo blanco y lo hice poner cerca de la salida de los gases. Mi incredulidad cambió por el convencimiento de que algo importante se estaba haciendo por esta empresa, nada de mancha en mi pañuelo y nada de olor en el mismo.
Otro asunto que quiero tratar ahora que se está aplicando el Código de Policía con la sanción a quienes compran en las calles a los vendedores que las inundan. Los vendedores son personas que necesitan ingresos y que no han tenido la oportunidad de un empleo digno y permanente. Se someten a las inclemencias del tiempo, al sol y al agua. Prefieren eso a delinquir. Creo que más bien se les debe dar oportunidades. Eso ya está ensayado por lo menos en Medellín y en muchas ciudades del mundo como Roma y Lima.
Unos centros de ventas dignos, con servicios sanitarios, con restaurante y unos pequeños espacios para los comerciantes, solucionan el problema de las ventas callejeras. En Medellín dieron resultado siempre que pasen por el lugar buses y que no se permita la competencia en los andenes y cerca al centro de ventas. Eso ya está ensayado con éxito, pero las administraciones dejaron inundar las calles de venteros.