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Bill Gates se ha disfrazado de zíngara de nuevo y ha sacado su bola de cristal para pronosticar que a finales del próximo año el mundo recobrará la normalidad. Cierto es que las runas de las que dispone el fundador de Microsoft son mucho más sofisticadas que los que manejamos los demás mortales, pero conviene no tomar por infalibles sus profecías. En un programa de la cadena Sky News, Gates ha proclamado que a finales de 2022 “no habremos erradicado por completo la covid-19, pero la habremos reducido a números muy pequeños”.
El oráculo americano fía todo a que el mundo superdesarrollado (EE. UU. y Europa) comience a distribuir sus excedentes de vacunas al resto del planeta «para acelerar el fin de la pandemia». A Gates, cuya labor filantrópica es digna de admirar por mucho que sus métodos empresariales sean discutibles, se le ha olvidado llamar la atención sobre un punto clave: que hasta que llegue esa ansiada liberación a finales de 2022, muchos millones de personas van a morir a causa de la covid-19. Sobre todo, en los países más vulnerables y superpoblados.
El caso más extremo lo tenemos en India, donde la situación es dantesca y el virus campa a sus anchas con el caldo de cultivo más propicio para que pueda mutar hasta el infinito. Allí, en el segundo país más poblado del mundo, con casi 1.400 millones de almas, se ha batido un nuevo récord con 352.991 nuevos infectados en un solo día. Con casi 3.000 muertes diarias por esta causa, los hospitales están desbordados, las bombonas de oxígeno se custodian como lingotes de oro y los médicos ya no atienden más que a jóvenes con posibilidades de salvarse, un cribado dramático que está disparando las defunciones.
Aunque según las autoridades la tasa de recuperación se sitúa en el 82,62 % y la de mortalidad en el 1,13 %, lo cierto es que las morgues no dan abasto y se queman cadáveres por todos lados sin control alguno, en un país donde la pulcritud y salubridad no son precisamente sus mayores virtudes.
La variante india del virus, de nombre B.1.617, se descubrió el pasado 5 de octubre en Maharashtra, el estado en el que se encuentra Bombay. Se le conocen dos mutaciones en la proteína Spike: E484Q y L452R. Es la primera vez que ambas aparecen en una sola cepa. Hasta ahora los científicos coinciden en que no hay evidencias de que sean más letales o contagiosas. La tasa de mutación de la covid garantiza que entre 10.000 y 100.000 reproducciones del virus aparece un nuevo mutante, previsiblemente más infectivo y con mayor capacidad de transmisión. Por tanto, si el virus se descontrola en un país con la población de India, no solo están en peligro millones de vidas allí, sino que podrían extenderse centenares de cepas nuevas que amenazarían a todo el planeta otra vez.
Por tanto, es necesario enviar vacunas y equipos a la India cuanto antes. Porque el futuro de toda la Humanidad está unido. Por eso también, debemos volcar nuestros esfuerzos en lo importante: la vida. Y no es batir otra vez el récord de gasto militar (1,65 billones de euros en 2020). Empezando por India, la tercera nación que más gastó en armamento tras EE. UU. y China. Una locura
