Era cuestión de tiempo. Europa comparte la misma franja de tierra con Asia, apenas separada por los Montes Urales. Los enormes flujos de mercancías y ciudadanos entre ambos continentes hace casi imposible contener la expansión de cualquier contagio que se origine en uno de los extremos. Vamos, que si en China estornudan aquí nos entra la tiritona. Hasta ahora, los casos de contagio por el coronavirus en el Viejo Continente eran aislados. Solo en Italia y Francia se habían registrado muertes por el Covid-19. En España, los dos únicos contagiados ya han sido dados de alta tras recuperarse sin problemas.
Sin embargo, este pasado fin de semana se han disparado los casos en el norte de Italia. En Lombardía han muerto cinco personas y otra más en el Véneto. En ambas regiones se contabilizan 200 contagiados y la progresión aumentará en los próximos días hasta que se estabilice. Como ya sabrán, las bolsas de medio mundo se han vuelto locas y se han desplomado. El nuevo foco italiano ha sembrado el pánico en los mercados y en media Italia. Allí, en las regiones que suponen el epicentro del contagio europeo, los colegios públicos han dado vacaciones aprovechando que los privados estaban cerrados toda la semana por la llamada semana blanca, descanso que en algunos países de por aquí damos a nuestros retoños para ir a esquiar, aunque cada vez nieva menos. Se han suspendido los carnavales de Venecia y en los supermercados de las principales ciudades escasean ya los alimentos porque a la población le ha dado un “siroco” y ya hay quien se cree que el Apocalipsis bacteriológico va a acabar con la Humanidad.
La paranoia ha llegado hasta a los jefes de Estado. Al parecer, el primer ministro eslovaco, Peter Pellegrini, ha sido ingresado con un cuadro de fiebre alta y problemas respiratorios. El señor en cuestión participó hace unos días en un consejo europeo en el que estaban todos los jefes de Estado y de Gobierno de la UE. Durante el mismo, Pellegrini conversó largo rato con su homólogo español, el socialista Pedro Sánchez, sin que por el momento se haya anunciado un contagio entre Pedros, aunque el susto no hay quien se lo quite al nuevo socio del iletrado narcotirano venezolano.
Por el momento, el coronavirus se ha anotado 80.000 contagios en 35 países de todo el mundo. La inmensa mayoría se concentran en China (77.429), donde hay 2.595 muertos por esta causa, aunque es seguro que para cuando lean estas líneas la cifra haya subido. Fuera de China, los casos se concentran en cuatro países: Corea del Sur, con 833 contagios y ocho muertos; Italia, con 219 casos detectados y cinco fallecidos; Japón, con 837 casos y cuatro muertes, e Irán, donde han muerto 12 personas por el Covid-19 pese a que hay solo 47 contagiados. El paradójico caso iraní nos muestra que mientras que en Japón hay casi un millar de contagiados, la mortalidad por el virus es bajísima en comparación con países donde el sistema sanitario es más bien precario. Por tanto, no hay motivo para la paranoia.
Los expertos aseguran que la mutación del coronavirus Sars-Cov2 que provoca el síndrome Covid-19 es un virus “leve” que no entraña riesgo para la población. En España, 6.300 personas murieron en la última temporada por gripe común. En EE. UU., la misma “influenza” se ha llevado por delante a entre 16.000 y 41.000 personas desde el pasado octubre. Los inmunólogos aconsejan mantener las mismas precauciones que ante una gripe normal. Y no volverse locos. Al fin, no es más que el resfriado de un bicho llamado pangolín que ni siquiera está diseñado para durar mucho.
Por desgracia tendremos que aguantar un par de meses a los chalados que ven en cada nueva cepa de gripe la mano oculta de una sociedad secreta universal. Una especie de Spectra que también nos engaña haciéndonos creer que la tierra es redonda. Cuando cada vez que miramos al cielo, solo hay cuadrados brillando.