El viernes 14 de octubre amaneció como cualquier otro día. Los mercados financieros abrieron en la mañana, sin novedad. Pero lo que pasó después fue una señal de los grandes retos que tiene Colombia en materia de financiación durante los próximos meses. Las tasas de interés a las que se negocian los TES, que son los títulos de deuda en pesos que emite la nación, aumentaron entre 1.28% (para los de más corto plazo) y 1.63 % ( para los de mas largo plazo). Es decir, el precio de la deuda de la nación, un indicador de lo que podría ser el costo de deuda nueva si Colombia decide emitir, subió alrededor de 15 % en un solo día.
Las razones detrás de esto son múltiples. Obedece tanto a factores externos (como el alza de las tasas de interés en Estados Unidos) como también a la incertidumbre que ha generado el Gobierno con los anuncios erráticos en materia económica, lo que ha generado dudas sobre la confianza en el manejo económico del país.
No es un problema de “cinco ricos sacando dólares”, como dice Petro. Esta frase, que seguramente tiene efectos políticos muy positivos para el presidente, no le hace ningún favor a nadie. Y lo peligroso de pensar es que las soluciones que se diseñen y se ejecuten pueden estar totalmente equivocadas, y terminen haciendo mas daño que el propio problema.
Los mercados no son, como han tratado de describirlos periodistas, políticos y las redes sociales, ni un “fantasma” que anda rondando por ahí, etéreo, sin estructura, ni tampoco “cinco ricos” en Colombia. Los mercados son unas plataformas bastante sofisticadas, conectadas globalmente, compuestas por inversionistas, comisionistas de bolsa, bolsas de valores, bancos, aseguradoras, fondos, etc., donde se transan diariamente miles de millones de dólares en toda clase de papeles financieros como acciones, bonos, derivados y, por supuesto, TES. En miles de pantallas de computador, miles de inversionistas ven diariamente, en tiempo real, las ofertas de compra y venta de todos estos papeles. Son estos inversionistas, localizados en Colombia, Estados Unidos, Inglaterra, España, Australia, Japón, Brasil, Chile, y no “fantasmas” ni “cinco ricos”, los que determinan las tasas a las cuales se transan los títulos de deuda colombiana.
Y estos inversionistas son los que están mandando una señal clarísima de que algo no les está cuadrando con respecto a lo que se viene en materia económica en Colombia. Además de la subida de la tasa de interés, que hoy en día está alrededor de los niveles que se vieron ese viernes 14 de octubre, la diferencia entre el precio de compra y el precio de venta de los TES está mas abierta que nunca. Mientras que antes de la pandemia esta diferencia era del 0.01 %, y post pandemia llegó al 0.05 %, en este momento ha subido unas 4 veces, y está entre el 0.25 % y el 0.30 %. Es decir, no hay coincidencia entre los que quieren vender y los que quieren comprar. Si no coinciden las puntas de compra y venta, pues ni se compra ni se vende.
Afortunadamente en el Ministerio de Hacienda entienden esto a la perfección, y saben que hay que tomar correctivos para que el mercado de deuda pública colombiana no se cierre. Porque si Colombia no es capaz de financiar sus déficits gracias a que no hay mercado de deuda pública, la incertidumbre que hemos vivido hasta ahora parecerá juego de niños. El dólar subirá de manera dramática y acelerada, al igual que las tasas de interés, con las enormes consecuencias negativas para la economía colombiana.
Y los mercados seguirán ahí, buscando donde invertir. Quiéralo o no el presidente