Limited Brands, dueña de las marcas Victoria’s Secret, Bath & Body Works y Pink, cerró sus 3.000 tiendas y se vio obligada a licenciar sin remuneración a sus 90.000 colaboradores, la mayoría vinculados por medio tiempo. Les hará sin embargo, los aportes a la seguridad social. También redujo un 20 % los ingresos de todos sus ejecutivos. El presidente ejecutivo y los miembros de la junta aceptaron la suspensión de todos sus pagos por el resto del año.
No hay que ser astrólogo para suponer que en Colombia está pasando algo semejante y el desempleo aumentará.
¿Qué nos espera? ¿La estrategia y premisas que se tenían antes seguirán vigentes? ¿Qué presupuesto hacer para lo que queda del 2020? ¿Con qué bases elaborarlo?
Aquí las juntas directivas podrían jugar un papel fundamental, como también el área de mercadeo. Esta última debería sondear con urgencia cuál será la actitud de sus clientes ante sus productos o servicios en lo que resta del año. Y la junta, en la medida que esté conformada por directores con experiencia y el conocimiento de lo que están haciendo otros sectores, puede aportar mucho en la revisión de la estrategia y la discusión de cómo deberá cerrar este año.
Se debe sin embargo evitar un grave riesgo: como hay crisis, la junta quiere estar enterada día a día de todo lo que pasa, se vuelve una carga inmanejable para la gerencia y terminan coadministrando. “¡Mejor tener covid-19!”, dirá la gerencia.
¿Es la pandemia un llamado de atención al mundo sobre el modelo de desarrollo que traíamos? En una declaración, con gran difusión en los grandes medios de comunicación, el famoso diseñador Giorgio Armani declaró: “Estoy cansado de los excesos del actual sistema de la moda, basado en el consumo masivo y la superproducción, sin atender al medioambiente. Ya no quiero trabajar así, me parece inmoral”. Por otro lado, muchos analistas consideran que en un par de años el mundo regresará a las condiciones anteriores. Al hacer proyecciones, no sobra suponer como sugiere Armani, que vendrá un cambio en la actitud de los consumidores.
Aún con estudios de mercado, será difícil predecir el comportamiento de los clientes. Acertar en los presupuestos será casi que imposible. Esto obligará a las empresas a ser muy conservadoras en los presupuestos de costos y gastos. Los presupuestos tendrán un alto margen de error.
Una vez definida la nueva estrategia, se deben resolver 3 retos: 1. ¿Cómo construir las nuevas competencias que se necesitan para implementarla?, 2. ¿Cómo motivar a los principales ejecutivos, a quienes además se les redujeron los ingresos, a jugarse la vida por esa estrategia y alcanzar los objetivos a largo plazo?, 3. ¿Con qué planes de retención se amarrará al equipo ejecutivo para que no se marche? Temas que la junta o el Comité de RRHH deberían enfrentar.
En Colombia las juntas rara vez dedican tiempo a los 3 puntos anteriores. Peor aún, no evalúan al gerente, no saben cómo se remunera, no hacen planes de sucesión y muy pocas se preocupan por el clima laboral. Esta es una oportunidad para que las juntas asuman obligaciones a las que le han sacado el cuerpo.
Si bien el país está en una transformación de su infraestructura, no es menos cierto que aún hay muchas oportunidades. Es uno de los sectores que más ayuda en la reactivación de la economía en épocas de crisis. Mejor que dar subsidio para mercados, es dar trabajo en obras de infraestructura: el tren de cercanías de Barbosa a Caldas, el tranvía de la 80, y no menos importante impulsar las 4G que no han tenido cierre financiero.
Seguramente crecerá el desempleo, pero trabajo es lo que hay.
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