Por Maria Josè Rojas Mejìa
Politécnico Colombiano Jaime Isaza C.
Comunicación Audiovisual 3 semestre
maria_rojas20191@elpoli.edu.co
Nuestra posición como mujeres en sociedad la mayoría del tiempo cumple con el rol de ser compresivas y ayudar, muchas veces poniendo por encima el bienestar del otro que el propio, permitiendo así que se justifiquen acciones y tratos violentos hacia nuestra persona.
Esto pasa cuando se permite que se alce la voz solo porque “tuvo un día difícil”. Que haya celos enfermizos “por amor” o se justifiquen la violencia física, porque el agresor está bajo efectos de alucinógenos o del alcohol.
La mayoría del tiempo en la búsqueda de resaltar esas pequeñas cosas que están bien, tratando de mitigar las malas, esperando que la persona cambie y todo mejore; se pone en riesgo no solo la salud mental, sino también la vida.
Para muchas es difícil ver lo que está sucediendo o creen que es demasiado tarde para salir de ahí, pero no; nunca es tarde, tarde será cuando la situación se salga de control y se termine apagando tu vida.
Para poder romper con esa realidad cíclica de la que no se ve escapatoria, es necesario entender que el género no es un determinante de poder ni de capacidad, tenemos que vernos como iguales.
Además, comprender que no eres culpable ni merecedora de malos tratos, porque no importa el error cometido, la violencia nunca será la solución, alguien que realmente te ama acudirá a la comprensión y el dialogo para la resolución de conflictos; por esto no te autoengañes.
Justificar acciones por la esperanza de un cambio incierto, solo conseguirá que se vuelva cíclico el maltrato.
Trabajar en la autoestima y el amor propio es el mejor aliado para encontrar el bienestar, pues facilita la eliminación de todo lo que nos perjudique.
Además de hacernos conscientes de nuestras capacidades y de lo valiosas que somos.
*Taller de Opinión es un proyecto de
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