Síguenos en:
Taller de Opinión
Columnista

Taller de Opinión

Publicado

UN MAL EJEMPLO

$Creditonota

Por Héctor Andrés Mendoza Lara

Universidad Pontificia Bolivariana.
Comunicación Social. Sexto semestre.
hectorandres215@gmail.com

Investigar el tema del conflicto armado en Colombia es como crear una pócima con diferentes hierbas. Es decir, para entender el problema hay que unir factores como la pobreza, la falta de presencia por parte del Estado y los ideales políticos. Sin embargo, un elemento que surge de la pobreza es la necesidad de tener un estatus social alto, esto se transforma, según varios estudiosos, en un motivo más para empuñar un arma. ¿Por qué?

Lo primero que debemos tener claro es que el Gobierno tiene varias formas de hacer presencia en las comunidades: por medio de escuelas, puestos de salud, mejoramiento de vías, alcaldías y estaciones de policía. Por ejemplo, regiones como el Urabá, La Guajira, Córdoba y el Cauca todavía persisten con este problema.

No obstante, cuando un pueblo carece de inversión estatal es donde los actores armados entran a dominar los territorios. Así lo dice Gustavo Duncan, doctor en Ciencias Políticas, en su libro Los señores de la guerra: “Las redes de los grupos de autodefensa aprovecharon la debilidad del Estado para apropiarse de las rentas directas e indirectas que generaba el dominio de estas comunidades a cambio de prestar servicios de protección y de justicia”. En efecto, Duncan dice que estos grupos armados regulan problemas de justicia en casos como el robo de ganado, los límites entre parcelas y los problemas de infidelidad, alcoholismo y drogadicción.

Por otro lado, cuando el grupo armado se apodera de las dinámicas políticas, sociales y económicas de la comunidad, se crean prototipos que, desafortunadamente, incentivan a los jóvenes a meterse en el mundo de las armas. Así lo dice Alonso Salazar, periodista y exalcalde de Medellín, en su libro No nacimos pa’ semilla: “Posteriormente, la mafia se convirtió en modelo de referencia para la juventud, que encontró allí la forma de realizar sus deseos de estatus y bienestar que las opciones tradicionales de estudio y trabajo les negaban”. En varias entrevistas del libro de Salazar, muchas personas argumentaban que, sin tener trabajo y una “vida digna”, cualquiera se metía a las bandas porque veían a los sicarios andar en moto, con ropa de marca y plata en los bolsillos.

Finalmente, desde lejos es muy fácil decir que el sicario es sicario porque quiere. Lo que la sociedad colombiana no entiende es que por la falta de presencia estatal tenemos niños que sueñan ser como Pablo Escobar.

*Taller de Opinión es un proyecto de
El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión
joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades
e instituciones vinculadas con el proyecto.

Porque entre varios ojos vemos más, queremos construir una mejor web para ustedes. Los invitamos a reportar errores de contenido, ortografía, puntuación y otras que consideren pertinentes. (*)

 
Título del artículo
 
¿CUÁL ES EL ERROR?*
 
¿CÓMO LO ESCRIBIRÍA USTED?
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO

Datos extra, información confidencial y pistas para avanzar en nuestras investigaciones. Usted puede hacer parte de la construcción de nuestro contenido. Los invitamos a ampliar la información de este tema.

 
Título del artículo
 
RESERVAMOS LA IDENTIDAD DE NUESTRAS FUENTES *
 
 
INGRESE SUS DATOS PERSONALES *
 
 
Correo electrónico
 
Teléfono
 
Acepto Términos y Condiciones Productos y Servicios Grupo EL COLOMBIANO
LOS CAMPOS MARCADOS CON * SON OBLIGATORIOS
Otros Columnistas