El 27 de septiembre celebramos los cincuenta años de ser proclamada por Pablo VI Teresa de Jesús (1515-1582), como primera doctora de la Iglesia, un milagro del libro. En él encontró lo que buscaba por instinto y con afán. En el Libro de la Vida, su obra de más aliento literario y teológico, encontramos la pasión más impresionante por el libro.
Sus frases son lapidarias. “Si no tenía libro nuevo, no me parece tenía contento” (Vida 2.1). Contentar, satisfacer el gusto de alguien, hacerle saber que se le ama, es obsesión de Teresa. “No pretendo otra cosa sino contentar a este Señor” (Vida 25,19). Teresa escribe también: “En esto de dar contento a otros he tenido extremo” (Vida 3,4). En el libro encontró el arte de contentar, arte que le imprimió un encanto divino.
El libro es el amigo fiel de Teresa. “Diome la vida haber quedado ya amiga de buenos libros” (Vida 3.7). Excelente confesión de su sensibilidad femenina. Teresa encuentra en el libro el secreto para vivir en relación de amor con todo, comenzando por Dios, hasta el punto de que el verdadero libro que tiene para leer es Dios.
Recordando su juventud, Teresa hace esta confidencia: “lo más gastaba en leer buenos libros, que era toda mi recreación” (Vida 4,7). En ellos satisfizo el ansia irreprimible de ver y disfrutarlo todo, en especial a Dios. “Si me faltaba libro, era luego desbaratada el alma”. Teresa me recuerda con inmenso gusto este pequeño poema de Juan Ramón Jiménez: “Libro, / afán de estar en todas partes / en soledad”.
Teresa tiene 45 años cuando la autoridad eclesial prohíbe todo libro religioso en español, su tema predilecto. Mas, de repente escucha una voz misteriosa que le murmura: “No tengas pena, que yo te daré libro vivo”. Libro vivo que es Dios, hasta el punto de poder decir: “Su Majestad ha sido el libro verdadero adonde he visto las verdades. ¡Bendito sea tal libro, que deja imprimido lo que se ha de leer y hacer, de manera que no se puede olvidar!” (Vida 26, 5).
Lectora apasionada, Teresa tuvo la destreza de contentarse a sí misma con el libro. Lección que dura cinco siglos, y que el hombre del siglo XXI tiene por aprender si está interesado en saber quién es, de dónde viene, qué camino recorre y adónde se encamina.
Que su Majestad sea el “libro vivo” que Teresa tiene para leer, y que esté entrenada para esta proeza, supera toda imaginación, dejando perplejo al lector. Referente maravilloso para celebrar la fiesta del libro.