Amable lector. Había una vez un padre que tenía un hijo; desde pequeño, sus tutores lo formaron para ser un buen hombre. Creció fuerte y era admirado por todos. Con los años, el padre comenzó a exigirle mucho más de lo que podía darle. Ya no estaban los consejeros de antes, eran otros que apoyaron al progenitor. Además, indujeron al hijo a participar en negocios de alto riesgo. Y lo peor, con dinero prestado.
Este relato es una copia fiel de las Empresas Públicas de Medellín. Basta con examinar los estados financieros de los últimos años, para concluir que EPM está enferma y expuesta a afrontar una crisis de proporciones insospechadas, tal como sucede con la pandemia que ha golpeado con fuerza, en particular a los más débiles, así parezcan robustos.
Los gerentes y miembros de la junta de EPM de años atrás, tomaron decisiones temerarias. Adquirir nuevos préstamos, conociendo el alto grado de endeudamiento de la empresa, para efectuar inversiones en diferentes países, algunos de poca estabilidad política, es un desatino que no parece fácil de justificar.
De acuerdo con las cifras del balance, los activos suman $57 billones, los pasivos $34 y el patrimonio $28. En palabras sencillas, los acreedores poseen el 60 % y el municipio de Medellín el 40 %. Esta relación, para una entidad como EPM, es frágil, frente a una crisis que llegare a presentarse. Basta mencionar el tropiezo de Hidroituango, que tal parece se quiere olvidar.
Suponiendo que este cataclismo fue causado solo por la naturaleza, sus efectos en términos monetarios son enormes. No obstante, en los estados financieros no se reflejan. Los errores que se cometieron más los daños causados por las montañas, al final lo pagaran los usuarios.
No es prudente exigir cada año a EPM más de $1 billón. Insistir en ello, es igual a alguien que cae al precipicio y, en lugar de darle la mano, lo empujan. Además, es aceptar que los errores del pasado no hicieron daño.
El Concejo de Medellín, sin distingos políticos, es el tutor natural de EPM. De común acuerdo con el alcalde las utilidades de los próximos 4 años, deberían destinarse a cancelar pasivos. Igual que los recursos provenientes de la enajenación de las inversiones en el exterior, así haya que contabilizar pérdidas. El mejor negocio que pueden hacer el alcalde y el Concejo es recuperar la salud de EPM, y olvidarse de que esta siga haciendo más negocios.
Los únicos responsables no son los presidentes, gerentes o algunos aventureros que administran las compañías. También son los miembros de sus juntas directivas. Es imposible que nadie advierta la imprudencia como se manejan.
Antier el Concejo aprobó un incremento en el presupuesto de Medellín, en buena parte castigando mucho más la caja de EPM. Es probable que el confinamiento me haya perturbado la razón. Solo pretendía que se manejara con austeridad, eficiencia y sensatez.