Por Natalia Junquera
Un pastelero que coloca con crema y mimo la coma del vocativo en la tarta de cumpleaños: “Felicidades, Manuel”. Un conductor que dice “buenos días” cada vez que un nuevo pasajero sube a su autobús. Un florista que interroga al cliente sobre la destinataria y la ocasión del ramo antes de escoger cada flor. Un médico que tenía que haberse ido a casa hace una hora y deja hablar al paciente, sabiendo, por experiencia, que en algún momento de su confuso relato le dará la pista adecuada...