Por Filanderson Castro Bedoya
Universidad de Antioquia
Facultad Psicología, semestre 9
filanderson3@hotmail.com
Ese ha sido el deseo de muchos estos días en los que el destino nos ha puesto un espejo enorme en frente brindándonos una visión, que paradójica y analógicamente se asemeja a nuestras conductas con todo lo que nos rodea, recalcando que en esta ocasión pasamos de ser victimarios a víctimas.
¿Qué sentimos al estar encerrados? Muchos, una incontrolable ansiedad y tristeza, un deseo casi desesperante de sentir de nuevo los rayos del sol sobre la piel, otros viven la angustiante disminución de los víveres que anuncia la implacable llegada del hambre, mucho de lo que viven miles de personas a diario y que ignoramos con imperdonable egoísmo, hoy, sumiéndonos en un huracán caótico de circunstancias, pensamientos y sentimientos.
A pesar de todo ello, saldremos victoriosos de todo este caos, lo haremos porque somos una especie con increíble inteligencia y asombrosa cooperatividad, que ingenuamente hemos dejado de lado, pero ¿saldremos de esta siendo los mismos? Mientras el mundo se cura de nuestra insaciable irracionalidad, el ser humano empieza a vislumbrar entre toda esta oscuridad, la vanidad de sus ambiciones y la impensable realidad de lo poco que se necesita para percibir felicidad.
Después de todo y aunque suene utópico, espero que, tras estar bajo el encierro, dejemos de encadenar la inocencia animal, que, tras ausentarnos del entorno, entendamos que no somos indispensables y que incluso sin nosotros, el mundo funciona mejor.
Pero sobre todo espero que el concepto de normalidad que hemos adoptado en nuestra existencia sea radicalmente cambiado, porque no es normal que una especie envenene los alimentos que va a consumir, que contamine el agua que va a beber, que prenda fuego sobre los bosques que le dan el aire para respirar y que se dedique a auto exterminarse bajo una incalculable estupidez, la misma con la que espera volver a la normalidad.
De todo esto, lo último que necesitamos y que necesita el mundo, es volver a la normalidad.
*Taller de Opinión es un proyecto de
El Colombiano, EAFIT, U. de A. y UPB que busca abrir un espacio para la opinión joven. Las ideas expresadas por los columnistas del Taller de Opinión son libres y de ellas son responsables sus autores. No comprometen el pensamiento editorial de El Colombiano, ni las universidades e instituciones vinculadas con el proyecto.