Sobre los costos de la pandemia hay un ejercicio particularmente inquietante hecho para Estados Unidos por Cutler y Summers (The Covid-19 pandemic and the $16 trillion virus). Es sugestiva la metodología que proponen como para replicarla en un futuro acá.
La primera decisión que hay que tomar para hacer esos números es poner una fecha para el control de la pandemia y los autores se casan con el otoño de 2021. El otro punto importante es que consideran dentro de los costos no solamente las pérdidas económicas directas sino también las asociadas a la mortalidad, morbilidad y condiciones de salud mental.
Las pérdidas económicas directas responden a un mecanismo que arranca por la pérdida de empleos que hace que el gasto de los hogares se reduzca, lo que refuerza la reducción en el ingreso. Para acabar de completar, el virus no se ha ido y eso limita la recuperación de la economía. Según el cálculo de la Oficina del Congreso, la pérdida de producto en la próxima década será de $7,6 billones de dólares.
A esto habría que agregarle los otros costos mencionados. El punto acá es que ponerle un precio a la vida humana es imposible, pero los economistas tienen unas técnicas de valoración de las “vidas estadísticas”, que miden el valor que dan las personas a reducir sus riesgos de mortalidad y morbilidad.
Para los autores el número acumulado de muertos por la pandemia es de 625 mil en 2021. Con un valor de la vida estadística de 7 millones de dólares por vida humana, el costo por las muertes prematuras es $4,4 billones de dólares. Ahora bien, dentro de los sobrevivientes del virus algunos quedan con secuelas respiratorias, que pueden asimilarse a una enfermedad obstructiva crónica leve que limita su posibilidad de trabajar. Con el ajuste respectivo del efecto sobre la calidad de vida de esas personas se calcula una pérdida estimada de $2,6 billones de dólares.
Para Cutler y Summers el desasosiego generado por la pandemia se puede cuantificar. La pérdida de tiempo con la familia, el temor al contagio y todo ese ambiente de desesperanza ha afectado la salud mental de las personas. En Estados Unidos aumentaron los reportes de síntomas de depresión y ansiedad. Esas condiciones mentales afectan también la productividad de las personas. La valoración de esas pérdidas es de $1,6 billones de dólares.
Si se ponen juntos esos números el costo total es de $16,1 billones de dólares. Al agregarle al costo económico directo de $7,6 billones de dólares los costos por las muertes prematuras, incapacitaciones por secuelas respiratorias y salud mental, el costo se duplica.
El total es escandaloso, equivale a 16 veces el PIB de Colombia en 2019, y lleva a una reflexión. La falta de control de la enfermedad trae más muertes y consecuencias de largo plazo en la salud de las personas y un costo económico elevado. El argumento de aplazar las medidas sanitarias o gastar menos en ellas no tiene en cuenta esa consecuencia. El costo total es mucho más grande que en las recesiones convencionales y la guerra de Irak. Eso sin olvidar que el artículo supone que la pandemia estaría controlada en el otoño del año entrante algo que para nada está garantizado.