La luz amarilla está dirigida al dibujo que hay en la pared, en trazos negros: un joven de ojos grandes, que dibuja con un lápiz más grande que él, sostenido por una máquina en la que también están los muchos papeles. El señor de pelo negro y barba igual de negra es Truchafrita y, después de que se abren las puertas de la primera sala del Mamm, está su taller.
Porque la propuesta de Álvaro Vélez, el artista, y de Óscar Roldán, el curador, no es el trabajo de los últimos cinco años colgados en las paredes y que la gente vaya y vea y vuelva a irse. No. "Es una muestra taller", dice Álvaro o Truchafrita, casi igual.
A los dibujos los va a acompañar una máquina de impresión fotográfica y también el artista, que le dará dibujos para imprimir. "Una especie de taller -dice él- que va desde el dibujo hasta la impresión de publicaciones litográficas". Quienes vayan podrán hacer con él afiches y pasquines, y los sábados, ser parte de un club de dibujo.
No es solo, entonces, una exposición. Dibujan ahí mismo, publican ahí mismo. En ese salón se expone y se hace. "Queríamos que fuera interactiva, que la gente pudiera participar". Esa es la explicación a que en medio de tantos dibujos, haya hojas en blanco.
El debate
A unos pasos de Truchafrita están esos afiches de colores, a veces de uno solo, siempre con una idea: decir, debatir, confrontar, criticar.
Rojo y más rojo es una muestra que se devuelve a 1972 y 1976, para revisar el trabajo del Taller 4 Rojo, un colectivo al que pertenecieron los artistas Nirma Zárate, Diego Arango, Umberto Giangrandi, Carlos Granada, Jorge Mora y Fabio Rodríguez.
"El Taller ha tenido visibilidad en el arte colombiano. Los artistas se empezaron a interesar en acompañar movimientos sociales que buscaban transformar la realidad", explica Camilo Ordóñez, curador de la muestra junto a María Sol Barón. Arte en el que se conjugan creación y política, que participó en bienales, pero que salió a la calle, que acompañó movilizaciones, que estuvo pegado en paredes.
"Esta exposición reúne trabajos acabados y procesos creativos. Es hacer un recorrido por el trabajo individual de sus integrantes. Muchos materiales habían sido inéditos hasta esta muestra", cuenta María. De ahí que haya sido una búsqueda larga porque en los museos solo había ocho grabados. Lo que hicieron fue buscar, ir a los archivos particulares de los integrantes que aún están vivos, de la gente que fue cercana.
Hay afiches, carteles, material de publicidad y portadas para revistas como Alternativa, que fundó García Márquez con Orlando Fals Borda.
Lo que está en las paredes es un ejemplar, de los muchos que pudieron estamparse. Está, por ejemplo, el caballo azul, de ojos redondos y pequeños, con unos dientes más grandes y una lengua puntiaguda y una quijada más grande que la cabeza. Lo importante es la letra que lo acompaña: I encuentro de trabajadores del arte revolucionario.
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