Los servicios de urgencias de las diferentes instituciones de salud de la ciudad están al borde del colapso. El incremento en los índices de violencia y el alto número de accidentes de tránsito, han elevado los niveles de alarma sobre este fenómeno.
Los pacientes llegan a una institución de salud y pueden ocurrir dos cosas: o no hay camas disponibles o la entidad no maneja la especialidad que requiere.
"Por Medellín hay que hacer algo, la gente se está muriendo sin atención. La ciudad no tiene ni la infraestructura, ni la atención prehospitalaria para el volumen de habitantes", afirma Juan Manuel Sierra, jefe de Cirugía y Urgencias del Hospital San Vicente de Paúl.
Y es que las ocupaciones por diferentes enfermedades son del doble y hasta triple de lo que permiten los diferentes diseños.
"Generalmente se trata de un desbalance entre el número de camas y el número de pacientes. Dependiendo del tipo de atención que se brinde en una institución. En general, el número de pacientes supera el número de camas disponibles", dice Lina Vásquez Pabón, jefe del servicio de urgencias de la Clínica Cardiovascular.
Incluso una de las dificultades está en la ubicación de las ambulancias, las cuales deberían estar distribuidas periférica y centralmente en la ciudad para permitir agilidad al recoger a los pacientes. "La mayoría de los pacientes llegan en taxi al servicio de urgencias", señala Sierra.
¿Qué está pasando?
Con la Ley 100 los prestadores de servicios de salud tuvieron que cambiar y aumentar la calidad de sus procesos y la atención que se les brinda a los pacientes. Sin embargo, esto no vino acompañado de todo el desarrollo que se requería. Uno de los principales problemas es que en Antioquia aún no está identificada la población y hace cinco años se terminó el plazo para hacerlo.
La identificación define cuáles son los planes mediante los cuales se va hacer la cobertura de la población. Quién es el responsable y mientras que haya personas sin identificar, el responsable es el ente territorial y en este caso la Dirección Seccional de Salud.
Otro problema al que se refieren las instituciones de salud proviene de los intermediarios de las EPS o ARS, quienes tienen la responsabilidad de contar con una red amplia y suficiente para la cobertura de todos sus afiliados.
"Nadie tiene estas características. Por eso, la falta de atención oportuna está haciendo que estemos viendo enfermedades que hace mucho tiempo no veíamos y complicaciones por ejemplo con una apendicitis, teniendo que pasar por tres o cuatro hospitales o consultas para ser atendido en el nivel que corresponde y con el diagnóstico adecuado", dice Sierra.
Además apunta que los pacientes no encuentran respuesta ni en la EPS, ni en la ARS o donde le toca por asignación se va para un servicio de urgencias. "Por eso allí no solo atendemos a los pacientes graves, si no también aquellos que podrían ser atendidos en otros niveles".
Incluso, cuando de algún corregimiento necesitan remitir un paciente grave a una institución de mayor complejidad, la situación es bastante complicada. Medellín además, dice Lina Vásquez, tiene un alto nivel de aseguramiento.
"Esto hace que las instituciones de salud tengan cada vez más demanda para la atención de pacientes urgentes y el número de camas sea insuficiente para cubrir adecuadamente la población. Esto implica también mayores tiempos de espera en los servicios de urgencias antes de acceder a una cama".
Las IPS se quejan por la falta de articulación, la deficiencia en la comunicación y en los recursos y coinciden en que se necesitan las centrales de regulación.
"La semana pasada la Clínica León XIII cerró las urgencias y el Pablo Tobón también", cuenta Sierra. Eso es un campanazo de alerta.
Todo necesita de una capacitación, entrenamiento y educación a la comunidad para que la población sepa cuándo consultar a un servicio de urgencia y cuándo no, además de cómo prevenir y autocuidarse para que el sistema funcione adecuadamente.
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