Que el planeta Tierra ha entrado en una nueva era, impulsada por las actividades humanas, es un hecho cada vez más aceptado entre las diferentes esferas sociales.
Recientemente, durante el tercer simposio del Premio Nobel sobre sostenibilidad global, alrededor de 50 de los más famosos pensadores se reunieron en Estocolmo para discutir acerca de maneras innovadoras para afrontar los retos sociales y ecológicos que aquejan a la sociedad moderna.
Y llegaron a una conclusión no poco controversial: nuestro planeta ha entrado en una nueva era geológica, el Antropoceno.
Esto, como resalta la revista The Economist , implica dejar de tratar a los humanos como observadores insignificantes del mundo natural y entenderlos como parte central de su funcionamiento, partes elementales de su fuerza. Durante unos cuantos siglos, a través de la liberación de grandes cantidades de carbono fósil que el planeta demoró millones de años en capturar, el ser humano ha tomado un papel dominante en el ciclo este elemento.
El muy sonado tema del cambio climático es ya conocido por todos y compartido por muchos. Sin embargo, no es el único impacto que nuestra especie ocasiona sobre el mundo que la rodea.
El estudio de temas como la pérdida de biodiversidad, las modificaciones ocasionadas a la sedimentación natural, la perturbación del ciclo hidrológico y el del nitrógeno y el fósforo, entre otros, ha incitado a varios científicos -liderados por Paul Crutzen- a detectar el fin del Holoceno y el comienzo de una época geológica marcada por los cambios causados por el hombre.
Pero el planeta tiene sus límites, como todo en la naturaleza. En particular, un grupo de prominentes investigadores ha identificado nueve fronteras biológicas por fuera de las cuales, según ellos, el sistema de la Tierra no puede continuar funcionando en un estado estable, bajo el cual la civilización humana ha florecido.
Estas fronteras son: cambio climático, ozono estratosférico, cambio en el uso de la tierra, uso del agua dulce, diversidad biológica, acidificación de los océanos, aporte de nitrógeno y fósforo a la biosfera y a los océanos, descarga de aerosoles y polución química.
De acuerdo con un artículo publicado en la revista Nature llamado "Un espacio operativo seguro para la humanidad", tres de estas fronteras ya han sido traspasadas y el resto muestran una tendencia creciente y alarmante.
El crecimiento económico no puede seguir siendo la excusa para poner en riesgo la sobrevivencia de todas las especies que habitamos este planeta y el hecho de pensar que el agotamiento de los recursos naturales será compensado por el aumento del capital manufacturado invalida el concepto de desarrollo sostenible. Bajo este pensamiento, el concepto de bienestar económico cubre todas las demás preocupaciones normativas. La solución a estos retos empieza con el entendimiento de que el hombre no es una especie aislada del mundo que lo rodea, sino que depende de él para existir. La ancestral pregunta filosófica de ¿qué hacemos en este mundo?" No es fácil de responder, pero de algo estoy seguro: no es "destruirlo".