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HISTÓRICO
Buenos Aires o ¿malos vientos?
EL COLOMBIANO | Publicado
Con el sugestivo título "Haciendo la paz en Colombia" se realizó recientemente un foro en Buenos Aires, Argentina, donde quedó claro, de nuevo, que los que abogan por el diálogo como única posibilidad para superar el conflicto, son los mismos que alientan la polarización y la descalificación de quienes han buscado superar la guerra bajo los principios constitucionales y la defensa de la institucionalidad, y no como ellos pretenden.

Con lo que no contaban los foristas, encabezados por la exsenadora Piedad Córdoba y su movimiento Colombianos y colombianas por la paz, es que el país cambió tanto en los últimos ocho años que ya nadie cree, salvo uno que otro seudointelectual y algunos con ambiciones políticas, que las Farc y el Eln tengan voluntad de diálogo.

Por lo menos no aquella que demanda cualquier proceso de negociación serio: la dejación de las armas, la liberación de los secuestrados sin condiciones, el castigo por los delitos atroces cometidos y por el narcotráfico. No olvidemos que ya se cumplió el plazo y Colombia adhirió plenamente al Estatuto de Roma que creó la Corte Penal Internacional. Razón tiene nuestro columnista, el General (R) Eduardo Herrera Berbel, en preguntarse en su artículo de ayer, "Haciendo ¿cuál paz?" Lo que quedó en evidencia en Buenos Aires es que hay gente interesada en darles oxígeno y estatus de beligerancia a las guerrillas colombianas y, de paso, conseguir para ellos mismos un segundo aire, con fines políticos.

Los tiempos en que las Farc tenían oficinas por todo el Continente y en Europa, y aprovechaban la candidez de algunos de sus gobernantes, que "vivían en otro mundo", ya pasaron. La contraofensiva diplomática, los contundentes resultados en materia militar y la misma degradación dentro de las filas guerrilleras, encontraron en la globalización y las nuevas tecnologías un instrumento fundamental para desbaratar ese romance.

¿Qué intenciones, si de buscar la paz para Colombia se trataba, tenía Piledad Córdoba al anunciar que alias Alfonso Cano haría un pronunciamiento en Buenos Aires, cuando bien lo puede hacer en nuestro país? Un pronunciamiento que terminó siendo un refrito de 2010.

Como en tantas otras ocasiones, el pasado foro de Buenos Aires y el que ahora nos anuncian en México, dentro de tres semanas, son parte de la estrategia de internacionalizar a la guerrilla, no el conflicto, por un lado, y abonar el terreno para una constituyente a la medida de las Farc y el Eln, por el otro.

La decisión de enviar las memorias del encuentro de Argentina a Unasur nos recuerda la petición de Cano de que ese organismo le reconociera interlocución.

El Gobierno colombiano, que ha dicho que la puerta de la paz no está cerrada, pero sí guardadas las llaves, tiene que abrir los ojos y no caer en la trampa de los zorros con piel de oveja. Y menos, hacerse el de la vista gorda con los atropellos y maltratos en contra del exPresidente Álvaro Uribe, quien recuperó la legitimidad del Estado y desnudó la barbarie de los alzados en armas.

Claro que, como lo hemos dicho y hoy lo ratificamos, hay que mantener una ventana abierta a la negociación, pero no una puerta giratoria por la que mientras por un ala se habla de paz, por otra se hace la guerra. No. Eso es inadmisible, así ponga a rabiar a muchos, incluidos los que ostentan un Nobel o lo buscan.
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