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HISTÓRICO
Colombia, contundente en la OEA
EL COLOMBIANO | Publicado
La contundencia de las pruebas presentadas por Colombia ante el Consejo Permanente de la OEA sobre la innegable presencia de las Farc en territorio venezolano fueron de tal peso que al gobierno de Venezuela sólo le quedaron dos atajos bien conocidos por el presidente Hugo Chávez: descalificarlas sin argumentos y cumplir los chantajes y las amenazas de romper relaciones con nuestro país.

Las evidencias gráficas y testimoniales conocidas ayer por la comunidad internacional no admiten ninguna otra posibilidad que la planteada por Colombia: integrar una comisión con todos los países del organismo para que constate sobre el terreno cada una de las denuncias hechas por nuestro Embajador ante la OEA, Luis Alfonso Hoyos.

No le queda otro camino a la OEA, si pretende ser una instancia eficaz y válida para resolver nuestros conflictos, que pasar a la acción ante la contundencia de los hechos mostrados por Colombia. Incluso, creemos que el término de 30 días que solicitó Colombia para dicha inspección es muy amplio, dadas las capacidades de manipulación del gobierno vecino, de algunos de sus aliados en la región, y de las propias Farc. Ese paso no es discrecional. Como lo dijo con vehemencia nuestro Embajador Hoyos, es un asunto moral, de responsabilidad política con todo el hemisferio, pues otro hecho claro es que la amenaza terrorista de las Farc atraviesa toda la región.

La respuesta más auténtica que la OEA puede dar a estos hechos es actuar. De lo contrario, Colombia debe buscar otras instancias internacionales con mayor peso y poder de decisión como la ONU. La gravedad de los hechos no puede ser vista como un problema entre dos países, sino como un tema de seguridad internacional, dada la estrecha relación entre terrorismo y narcotráfico. Hace bien Colombia en ofrecer toda la cooperación con la justicia de los países afectados para que escuchen a los desmovilizados que han entregado copiosa información sobre los campamentos de las Farc y la presencia de guerrilleros en sus territorios. Eso es transparencia.

La risa de impotencia y las fantasiosas respuestas del embajador venezolano, Roy Chaderton, ante las acusaciones de Colombia, hacen parte del, ese sí, circo de malabares y contorsionistas de quinta categoría que Chávez monta, esta vez con Maradona como invitado, cada vez que el auténtico león de la verdad le ruge en la cara.

El trillado monólogo venezolano de responder con insultos y agravios a la contundencia de los hechos no puede seguir siendo una patente de corso para que Chávez se siga burlando de la comunidad internacional.

No más chantajes. Si algo ha hecho Colombia ante el mundo es reconocer los graves problemas de violencia que durante décadas hemos padecido y la necesidad de la cooperación para enfrentarlos. La diáspora oscura de la que habló el embajador Chaderton ante la OEA no son los miles de colombianos que debieron salir del país por acción de los grupos irregulares, sino los terroristas que encontraron albergue y protección en su país.

Mientras Chávez alucina con una "invasión" de Estados Unidos a su país desde Colombia, nosotros reclamamos con urgencia un "desembarco" diplomático que determine quién miente y, en consecuencia, quién debe responder ante la comunidad internacional por sus actuaciones. Sólo así, con la tozudez de los hechos, el mundo sabrá realmente quién es el "vaquero que se despide echando bala". Ojalá sea pronto.
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