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Colombia tiene una democracia resquebrajada porque tiene debilidades en la participación política y en la falta de cultura política solo comparables con el autoritarismo africano y árabe.
En contraste, el país se destaca entre más de 100 naciones, por sus procesos electorales, las libertades civiles y el funcionamiento del gobierno.
Por lo menos ese es el registro que trae la quinta edición del ranquin de la revista inglesa The Economist, que midió el nivel de democracia en 165 países. Colombia ocupa el puesto 57, que es un puesto que no ha variado mucho desde que se hace el análisis en 2006.
Se midieron cinco variables: proceso electoral, funcionamiento del gobierno, participación política, cultura política y libertades civiles que tienen una calificación de 0 a 10, y de allí saca un promedio que diferencia a los países entre: democracias plenas, como Noruega; democracias defectuosas, como México o Colombia; regímenes híbridos, como Bolivia; y regímenes autoritarios, como Rusia.
En palabras de
Iván Garzón, director de Ciencias Políticas de la Universidad de La Sabana, el estudio evidencia "que el índice de abstención es uno de los más altos de la región, y que existe cierta apatía generalizada por los asuntos públicos entre los ciudadanos".
A ello se le suma, la polarización política de los últimos años, la figura del presidente que acrecienta su poder, el conflicto armado, la corrupción, el clientelismo, que con la dosis perfecta de apatía política, hacen el coctel perfecto para que, a pesar de contar con una buena institucionalidad, Colombia siga por la vía del declive democrático.
"Esto no quiere decir que haya un problema institucional, sino que tiene que ver con un cambio en la sociedad. Esos cambios, son demorados y tal parece que en el país no han arrancado, seguimos teniendo una ciudadanía apática a los procesos políticos, se mantiene la postura de que la participación solo implica salir a votar y no es así, es un proceso mucho más complejo", señaló el profesor de Ciencias Políticas de la UPB,
Miguel Silva Moyano.
Uno de los puntos que más ha afectado al interés del ciudadano del común por los asuntos políticos, es la polarización y la estigmatización de los sectores de izquierda.
"En Colombia estamos lejos de tener cultura política porque se sigue estigmatizando a la izquierda, que se equipara con las guerrillas. Aún se critica a los medios de comunicación por ser ‘tolerantes con la guerrilla’, siguen rampantes los crímenes políticos, entonces nuestra sociedad, en la que no existe una solución de convivencia democrática, sigue siendo intransigente entre los sectores políticos y eso lleva a una polarización, que además se acrecienta por el conflicto armado", dijo
Mauricio Jaramillo, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad del Rosario.