Nadie, o casi nadie duda de una prenda italiana. De hecho, tenerla es sinónimo de calidad y de buen gusto. Lo que pocos saben es que la producción de ese ropaje viene de pequeñas y medianas confecciones que representan el 80 por ciento de las empresas de textiles de este país europeo.
En Colombia, las confecciones son la base de la industria, representadas en miles de micro y pequeñas empresas que tiene el 75 por ciento de la cadena. Lo curioso es que después de décadas de crecimiento, de irse a la quiebra, de volver a nacer, no han sido tenidas en cuenta a la hora de las definiciones para el sector.
Por eso, en Colombiatex 2012 los confeccionistas quieren hacerse visibles, para recuperar el lugar que se merecen. Y un camino para lograrlo es trabajando unidos.
¿Cómo hacerlo? Con una agremiación, responde Oscar Urrea Aristizábal, director Regional de la Cámara Colombiana de la Confección y Afines, que apenas está dando sus primeros pasos hacia el camino del reconocimiento que se presenta oficialmente en Colombiatex.
Hace apenas seis meses que la Cámara se creó y ya tiene retos importantes: hacerse visible ante los empresarios en la feria de Colombiatex, ser interlocutor ante el Gobierno y los empresarios internacionales interesados en invertir en el país, potenciar el papel de las confecciones en la industria textil de cara al Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, además de formalizar un gremio que pide un tratamiento especial para ser competitivo.
Urrea Aristizábal sabe de lo que habla. Es hijo de Marco Aurelio Urrea, fundador de Leonisa, estuvo al frente de la compañía Lumar. Con la experiencia de tantos años, conversó con este diario y asegura que las confecciones tienen que recuperar su estatus para que los más de 130 mil empleos directos y los 750 mil indirectos se mantengan y se multipliquen.
¿Qué expectativa tiene la Cámara en esta edición de Colombiatex?
"¿Expectativas? Todas. Aquí están todos los eslabones del sector textil-confección. Desde los algodoneros, los hilanderos, los tejedores, los confeccionistas y acabadores, hasta las textileras y los confeccionistas. Todos están aquí. A ellos es que queremos representar para tener la vocería e impulsar una industria que muestra muy buenas perspectivas. Para nosotros es más importante Colombiatex que Colombiamoda por la cantidad de negocios que se dan, porque nos muestra el rumbo del año económico. Venimos con fuerza por la vocería de un sector que busca el espacio que se merece".
¿La Cámara de la Confección nace porque se siente huérfana frente a la que ya existe en la Andi?
"La Cámara Textil de la Andi es una sección de toda la industria que toca el tema textil, pero que nunca ha abordado el tema de los confeccionistas. Allí se hablan de temas macro, pero no se aplican a las necesidades de los confeccionistas. Es una vocería. Queremos devolverle el estatus que se merecen las confecciones en este país, que habían sido líderes y que, por ejemplo, han sido la base de la industrialización en Antioquia, aparte de la minería".
¿Cuáles son las angustias que tienen los confeccionistas en la actualidad?
"Los costos de los parafiscales, de energía y gas, logística, trámites y el contrabando, la tasa de cambio, la falta de capacitación del personal. Si todo se hace de manera correcta y adecuada, no le tengamos miedo a los chinos. Podemos competir con todas las de la ley pero si se ajustan esas necesidades planteadas.
¿Cómo los está afectando la informalidad?
"Mucho. Antes era del 20 por ciento, hoy es del 80 por ciento. Eso se debe a esos costos ocultos de la industria, que hizo que la industria se atomizara y que, por ejemplo, muchos se fueran a las maquilas. De igual forma, necesitamos darle más fuerza a la formación porque en este momento ningún confeccionista quiere contratar un aprendiz del Sena. Necesitamos hacer una reingeniería en este organismo porque no se les está dando la orientación adecuada. En el Sena hay que hacer un rediseño para que le sirva al sector como se requiere".
¿Cuáles son las fortalezas de la industria?
"Tenemos unas fortalezas muy grandes como son la mano de obra, que es reconocida a nivel internacional. A eso tenemos que añadirle la calidad del producto, que también es de mucho prestigio. Eso es lo que tenemos que aprovechar y es lo que queremos repotenciar desde la Cámara de la Confección, que es el ente que representa al sector de la confección y a las empresas afines para ser voceros ante el Gobierno, el sector privado y otras agremiaciones".
¿Qué significa el TLC con Estados Unidos para el sector de las confecciones colombianas?
"Después del TLC con Estados Unidos se abre completamente el panorama para todo el sector. A Colombiatex viene gente de Europa y del mismo Estados Unidos, motivados con la Cámara Colombiana de la Confección para coordinar que 10.000, 20.000 o 30.000 pequeños empresarios que hay en el país -porque nadie los ha contado-, respondan a la oferta y la demanda de la manufactura de esos países. Tenemos el caso de una empresa italiana que quiere mandar hacer millones de prendas pero reclama un interlocutor válido. Eso es lo que necesitamos.
Usted habla con mucha fuerza de las confecciones y su impacto. ¿Por qué las defiende tanto?
"Es que han sido el motor de este sector. Montar una confección es un desvare en una situación crítica de muchos hogares y en algunos casos, con ingenio, con orientación han sido empresas exitosas. Eso es lo que queremos en la Cámara de la Confección y Afines, llevarlas a ese nivel con asesoría y con la defensa que nunca hemos tenido del sector. Que no le tengan miedo a los microempresarios ni a las pequeñas empresas porque son el eslabón más importante".
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