En la tarde del pasado martes 7 de junio se presentó el libro "Economía criminal en Antioquia: Narcotráfico" , que recoge las investigaciones de los profesores Alberto Naranjo, Ana María Jaramillo y Gustavo Duncan, y editado por Jorge Giraldo, decano del Departamento de Ciencias y Humanidades de la Universidad Eafit, que junto a Proantioquia y la ESU, publicó el texto.
El libro es un esfuerzo de traer algunas luces sobre la presencia del narcotráfico como fenómeno articulador y acompañante permanente de los conflictos, la violencia y las economías criminales en el departamento de Antioquia.
De igual manera, estudia la cultura "permisiva, incómoda con la legalidad y atraída por el enriquecimiento y el ascenso social rápidos" que ha permitido el crecimiento desmedido del poder y la influencia de las economías ilegales.
Debilidad institucional y el mismo poder corruptor de las economías criminales, se pueden nombrar como factores y condiciones regionales que explican la preeminencia de los negocios fuera de la ley en el departamento.
Entre muchas otras afirmaciones, el libro sostiene que el narcotráfico (incluso luego de la sostenida reducción de las hectáreas cultivadas de coca en los últimos años) continúa siendo la economía criminal de mayor importancia y, además, es la que articula a su alrededor a mayor cantidad de otras actividades ilegales.
Así mismo, tanto los fenómenos de desplazamiento y siembra de minas antipersonal están vinculadas directamente con el negocio ilegal de las drogas.
Así, Antioquia lleva ocho años dentro de los diez departamentos en Colombia con mayor área cultivada de coca, ubicándose en el cuarto lugar en 2008 y descendiendo al séptimo en 2009.
La gran variación del área cultivada por municipio evidencia, por otro lado, el dinamismo de la siembra de coca.
En el norte del departamento, al fin de cuentas, en municipios como Anorí, Cáceres, Tarazá, Amalfi, Valdivia y El Bagre, representa el lugar con mayor cultivo de la mata de coca. La mayoría de los laboratorios se ubican también en el norte y la región del Bajo Cauca.
De esta forma, cultivos, laboratorios y rutas de comercialización se ubican en municipios con altos índices de desplazamiento forzado, campos minados, enfrentamientos, asesinatos y presencia generalizada de actividades criminales.
La correlación es clara y manifiesta la capacidad de generar inseguridad de las economías ilegales, sobre todo el narcotráfico, en nuestro departamento.
Este libro se inscribe entonces dentro de un importante esfuerzo por comprender las dinámicas del crimen en Antioquia y supone una herramienta académica fundamental para el diseño de políticas públicas y estrategias de acción de los entes gubernamentales y la fuerza pública en la guerra contra el crimen organizado.
Pues al fin de cuentas, entender cómo funcionan las estructuras criminales es un primer paso en el largo y difícil camino de enfrentarlas efectivamente.
Es solo el primer paso, pero en la dirección correcta.