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Muy grave para la democracia colombiana que un movimiento político como el Partido Conservador, con 163 años, haya perdido su norte, su vocación de poder, su identidad, su independencia y su unidad, y llegue a la convención conservadora del próximo domingo sumido en una profunda crisis, donde los convencionistas no lograrán elegir candidato único para participar en la puja por la Presidencia de la República; unos decidirán irse con Santos y otros a buscar alianzas con el Centro Democrático, donde también son bienvenidos.
El fraccionamiento interno de la colectividad azul, el otrora "glorioso partido azul conservador" llegó a su límite con el encuentro que sostuvieron los expresidentes Andrés Pastrana Arango y Álvaro Uribe Vélez y las posteriores denuncias de entrega de "auxilios" para tiquetes aéreos y hospedaje a cambio de la asistencia a la convención y dar su voto a la Reelección de Juan Manuel Santos.
Como le dijo a la revista Semana Ángela Ospina, nieta del expresidente Mariano Ospina Pérez y aspirante al Senado por el Conservatismo, "vergüenza por la forma como los senadores de la colectividad han convertido el Partido Conservador en una organización que ha perdido sus ideales y que ahora está pegada a punta de mermelada".
El Partido Conservador debería escoger candidato propio y recuperar la dignidad que se perdió en arreglos burocráticos que fundamentan su cooperación con el traidor del presidente Juan Manuel Santos.
Los más de dos mil convencionistas acreditados entre concejales, diputados, miembros de directorios municipales y departamentales, exfuncionarios administrativos, exministros, exembajadores y excongresistas, hacen mayoría frente a los congresistas que quieren subirse al bus de la reelección, y así como las bases del partido, quieren llegar a las elecciones presidenciales con candidato propio. Pero la tensión es grande y con la mermelada repartida para hacer cambiar de opinión a la mayoría de convencionistas, santistas esperan vencer, pero me atrevo a asegurar que no habrá un firme ganador. De la convención saldrá un partido más dividido de lo que entró.
En todo caso Santos supo meterle el diente a la convención conservadora mediante el clientelismo y la mermelada, con la ayuda de sus aliados senadores conservadores Efraín Cepeda, Roberto Gerlein y Hernán Andrade, quienes lograron dilatar su realización hasta el punto de reducir el margen de acción del Partido Conservador en caso de que lograran el consenso y elegir su propio candidato, con las elecciones prácticamente encima.
Atención que esos apoyos económicos que entregaron para ir a votar por Santos en la convención conservadora, pueden provenir de los malos manejos que se les dan a los cupos indicativos o recursos regionales de inversión social con los que cuentan los congresistas, pues como lo ha denunciado el mismo expresidente Uribe, a través de este nefasto sistema, esos recursos no llegan a ser invertidos en obras sociales en las regiones y se desvían hacia la financiación de campañas políticas; se estiman irregularidades por 2,5 billones de pesos aproximadamente por cupos indicativos.
Y remato trayendo a colación al doctrinario expresidente conservador Laureano Gómez: "hay del Partido Conservador Colombiano, si rompiendo sus tradiciones y disciplinas, se deja invadir por las estériles agitaciones politiqueras y entrega sus destinos a mentes equidistantes... Hay de la Patria si el Partido Conservador no sabe estar a la altura de su deber".