Paul Rowan es una de esas personas dueñas de un vertiginoso espíritu para producir ideas. Cuando necesita algo y no está disponible, se lo inventa. Así, hace 33 años, creó Umbra, una de las firmas de diseño más respetadas del mundo. "Diseñamos a partir de una necesidad. Un día vi que no existía el tipo de cortinas que yo necesitaba para las ventanas de mi apartamento, entonces las diseñé".
Hoy su negocio está en 118 países del mundo y sus objetos han consolidado la premisa de que el diseño debe democratizarse. Para este diseñador, hasta una caneca de basura bien diseñada merece entrar a cualquier exhibición del Museo de Arte Moderno de Nueva York.
¿Cómo define la creatividad?
"Esta es una pregunta que nos hacemos constantemente en el trabajo. También lo discutimos con los estudiantes de diseño que, a menudo, reclutamos para pasantías. Hay muchos diseñadores que se expresan con pasión por su trabajo, trabajan muy motivados y son muy conscientes del mundo y su relación física con él. Entonces, creatividad es entender el mundo y reinventarlo. Creo que las personas creativas son las que viven con los ojos abiertos todo el tiempo, los que están mirando el mundo siempre y pensando ¿qué voy a hacer hoy para cambiarlo?".
¿La creatividad nace con la persona o es una influencia que se forma?
"Primero, creo que tenemos que dejar de pensar que este concepto se suscribe exclusivamente a la creación de piezas artísticas. Ser creativo es pensar que todo es susceptible de mejorar, en cualquier aspecto, inclusive en los negocios. Lo que buscamos es que nuestros diseñadores se expresen en formas únicas, como solo ellos pueden hacerlo. Contamos con personas de una mentalidad incomparable, pero sabemos que hay otros individuos en el mundo que piensan como nosotros y satisfacemos sus necesidades".
¿Cómo logra el balance entre innovación e identidad?
"Nosotros empezamos el proceso de diseño a partir de una necesidad, no de una estrategia. En mi caso, he sido innovador porque he sentido la necesidad de algo que no existe. Y he querido hacer algo diferente, que no se había inventado y eso es muy satisfactorio. Mucha gente sabe identificar cuando un edificio muestra algo auténtico. Cuando empezamos el negocio la gente tenían en sus casas botes de basura, comunes y corrientes, jamás pensaron que una pieza de esas podría ser diseñada. La gran oportunidad que vimos fue renovar los objetos cotidianos. Hoy, además, queremos cerrar la brecha entre los muebles diseñados industrialmente y las formas manufacturadas, con calidad. El ideal es que se pueda acceder a un producto que fue pensado y producido con cuidado, desde el principio y que se pueda comprar a 10 dólares, con eso se está cerrando la brecha. Por fortuna el Museo de Arte Moderno de Nueva York ha hecho una increíble curaduría de estos objetos. Esto prueba que el diseño se puede democratizar. Cuando miro cualquier cosa pienso en por qué no se elabora con la misma consideración que un Lamborghini, que además, está en el mismo museo que la basurera de diseño".
¿Cómo es trabajar con Umbra?
"Tenemos un equipo muy internacional. Hay jóvenes de Japón, Australia, Francia, Corea, es fabuloso. Esa diversidad y la composición de nuestro estudio permiten un efecto internacional en lo que hacemos, aunque siempre habrá una impronta local. Por ejemplo, en Colombia veo que está marcada por el color. Otros países son monocromáticos".
Usted menciona que la clave del éxito para la firma tiene que ver con lo distintos que son los creadores.
"Empecé el negocio con un gerente muy fuerte. Les Mandelbaum, él ha sido un complemento ideal, no ha sido fácil, pero siempre se ha dado una química muy fluida entre nosotros, precisamente, porque somos muy distintos. Cuando elijas un socio, incluso cuando elijas empleados, no busques alguien igual a ti, nada bueno saldrá de eso. Por supuesto que se generan conflictos, Les puede ser muy intuitivo y odia el hecho de que jamás sabe cuál es mi siguiente movimiento. Y yo, con frecuencia, lo cuestiono porque es tan lineal, siempre va paso a paso. Pero esa es la clave del éxito, cualquier artista, por brillante que sea, necesita un administrador de su negocio".
¿Usted cree que ya todo está inventado?
"No. Siempre habrá algo por inventar. Es difícil creer que alguien puede crear una nueva cuchara, por poner un ejemplo, y sin embargo se puede. Todos los nuevos creadores hoy en día han aprendido a diseñar y crear digitalmente, eso permite muchísimas posibilidades. Esto ha cambiado la percepción sobre diseñar y manufacturar un producto. Algún día tendremos en nuestras casas una maquinita que permita la creación de nuestros mugs para el café".
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