- Un tecnólogo agropecuario de Amagá relata sus experiencias.
- No hay evidencia de que el gallinazo los cure, argumentan los médicos.
- Pacientes con cáncer creen que extracto del animal puede curarlos.
Gloria Luz Gómez Ochoa
Amagá
El despreciable pájaro negro que habita los sitios donde la suciedad y la podredumbre se confunden con un olor nauseabundo, hace parte hoy de una creencia popular que asegura que los desahuciados por la medicina recuperen la salud.
"La maté, la maté", gritaba Carlos Mario el día que se atrevió a ensayar un brebaje de extracto de gallinazo para curarle una enfermedad grave a la esposa de su amigo.
Hacía mucho que en sus constantes correrías había encontrado un hombre alto de pelo cano y acento extranjero, que según le dijo era alemán. Este hombre, le señaló con el índice el pajarraco negro y le aseguró que esa era la cura para el cáncer.
Quince años después y ante la angustia de su amigo de perder a su joven esposa, decidieron hacer la prueba.
-"Vos no asentás cabeza-, le decía la esposa.
"Nadie sabe todo lo que tuve que hacer para atrapar ese gallinazo, lo corretee por todas partes y al igual que una gallina lo degollé y seguí la receta del alemán", recuerda Carlos.
El tema curativo ha sido parte de su vida y tal vez le viene en la sangre. Su abuelo era un indígena embera katío, de Jericó.
De los saberes ancestrales se quedó con el de las plantas. Es por eso que en su pueblo lo conocen como el Indio de Amagá. A su casa llegan los enfermos para que con ramitas les alivie sus males y "he aliviado a muchos", asegura el hombre, que además del conocimiento de las plantas es tecnólogo agropecuario, y especialista en empresas agropecuarias.
Después de no ejercer más su profesión como director de la Umata en el municipio, hoy se dedica a la minería. "Si no hay trabajo toca meterse a la mina para sostener la familia", sostiene.
Y es que el tema medicinal, incluyendo el de obtener extracto de gallinazo que, según él, cura el cáncer no es su fuente de sustento. "Eso lo hago si alguien viene y me lo pide. De lo contrario yo no mercadeo con eso. Lo que recibo son las gracias y los mi Dios se lo pague".
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Carlos aprendió a querer al despreciado animal. "Sé que es un ave protegida por ser un limpiador natural, por eso cuando lo veo comiéndose un animal en la mitad de la vía me bajo y le pongo su comida donde él no tenga peligro de ser atropellado por un vehículo".
Carlos se ha interesado en conocer un poco más del carroñero, que además es monógamo, dura más de 50 años, tienen enzimas que permiten digerir cualquier sustancia y sí come alpiste. "Comprobé que se puede comer una rata envenenada con cianuro y no le sucede nada", asegura Carlos, quien admite que son muchas las personas que lo han visitado para que cuente lo que hace. "Han venido personas de las universidades y se llevan el extracto para analizarlo, pero nadie ha venido a decirme qué han encontrado".
Lucía Múnera, madre de un niño de 7 años, asegura que a los 5 años al pequeño le extrajeron un riñón invadido de cáncer y dos años después el otro resultó afectado. Se atrevió a darle el brebaje a su hijo y hoy asegura que ya no tiene síntomas.
"Esto no es la promesa de la vida eterna ni perpetua. También se han muerto personas. Pero con las siete noches y las otras hierbas que se le agrega a la sustancia le he podido ofrecer a la gente una muerte digna".
Esta creencia popular, que por lo demás no es recomendada por los profesionales de la medicina, ronda en las páginas de internet donde además le atribuyen las bondades del sistema inmunológico del animal.
Estos procedimientos no tienen base científica ni aval de ninguna entidad de salud ni licencia Invima.
Carlos Mario asegura que lo que le interesa es ayudar a la gente. "Cómo será de fuerte el sistema del animal y los antígenos que tiene que puede comerse cualquier otro animal en descomposición y nada le pasa".
El ser humano busca la solución a sus males graves y es capaz de arriesgarse, cuando ya todo está perdido.
Científicamente nadie ha comprobado que este animal tenga la tan esperada solución a uno de los grandes males de la humanidad: el cáncer.
Incluso no se conoce literatura médica que por lo menos indique qué estudios se han realizado sobre las propiedades del gallinazo. Lo único que se conoce es que es un limpiador natural, que no se lo comen ni las hormigas cuando está muerto.