Ofenden las imágenes en las que un policía, muy braverito él, agarra por el cuello y luego de las cargaderas del morral al fotoperiodista Esteban Vanegas, quien además de ser hoy mi colega en este diario también fue mi alumno. Protesto porque el agente, al tiempo que atenta contra la libertad de prensa y el derecho a la información, atropella a un ciudadano al que también lo asiste el “derecho a la libre circulación”.
He visto una y otra vez las fotos y los videos existentes sobre el episodio y en ninguno se advierte reacción violenta o provocación alguna del periodista contra el uniformado. Es el policía el que lo retiene con violencia y contra su voluntad, caso en el cual Vanegas incluso se hubiera podido defender de semejante agresión. ¿Qué les pasa a sus hombres respetados generales Rodolfo Palomino y José Ángel Mendoza, director nacional y comandante de la Policía Metropolitana? ¿No distinguen entre quienes vulneran la ley y quienes registran la realidad y los hechos con el fin de mantener informada a la comunidad? ¿Es por este tipo de arbitrariedades que entre algunos ciudadanos y organizaciones se han incubado cierta virulencia y malestar contra la Policía? Ya van varios casos, en el último año, de ataques de la Policía contra periodistas. ¿Acaso hay algo que tapar de sus operativos antidisturbios, acaso hay pasajes que ocultar de sus reacciones para contener a los manifestantes, a veces pacíficos a veces tan vándalos e incendiarios?
En todo caso, señores policías, no somos los periodistas, en ejercicio del derecho a informar libremente, quienes debemos convertirnos en el blanco de su brutalidad ocasional, de su fuerza a veces desproporcionada. A Vanegas lo metieron a una tanqueta y luego lo judicializaron por una supuesta agresión (sosteniendo versiones sin asidero en los documentos de video y fotografía existentes).
Soy testigo de excepción del especial aprecio y respeto con que este diario y sus directivas acostumbran tratar y referirse a la Policía y es por eso que resulta indignante el trato que hombres de esa institución le dieron a un periodista que cumplía su labor profesional y que atendía su responsabilidad social.
También reprocho y condeno con firmeza los trinos lanzados por la Secretaría de Seguridad del Municipio de Medellín, y su titular, Iván Darío Sánchez, en los que se acusó al reportero gráfico Esteban Vanegas, sin sustento probatorio, de “agredir” a la policía “en vía pública”. Apresurados y desatinados tuiteos, que rayan con el delito de calumnia.
Que asomen la verdad y la justicia en este incidente bochornoso y que se obre disciplinariamente y se disculpen ante la ciudadanía los responsables de semejante violación a los principios constitucionales.