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HISTÓRICO
Drogas: estudio en sano juicio
  • Drogas estudio en sano juicio | ILUSTRACIÓN MORPHART
    Drogas estudio en sano juicio | ILUSTRACIÓN MORPHART
EL COLOMBIANO | Publicado

Los resultados del Estudio nacional de consumo de sustancias psicoactivas en población escolar (de 11 a 18 años), que el Gobierno presentó el pasado jueves, demuestran que estamos perdiendo el año, y con las peores notas en prevención y tratamiento de los problemas asociados a drogadicción y alcoholismo.

Dentro de las múltiples lecturas que ofrece el análisis cualitativo y cuantitativo, dos hechos son contundentes.

Primero: el consumo de drogas y alcohol en las escuelas y colegios es cada vez mayor y a menor edad (12 años en promedio), y las diferencias por sexo se han reducido dramáticamente. Es decir, la adicción es tan grave en hombres como en mujeres.

Segundo: que las deficientes campañas de atención y prevención del alcoholismo y la drogadicción, no sólo en el ámbito escolar, sino familiar, explican en parte las diferencias entre la percepción del riesgo que hay entre estudiantes de sexto y undécimo grado.

Resulta paradójico que mientras los niveles de percepción de riesgo aumentan a medida del nivel de escolaridad, los mayores consumos también se dan entre los grados décimo y undécimo.

Ese indicador refleja que la educación no está influyendo determinantemente en la capacidad de autocontrol de los estudiantes y, por el contrario, entre más elementos de reflexión adquieren, más consumo hay. Hay un dato que resulta fundamental dentro del diseño de una estrategia integral para atacar el fenómeno: los programas deben dirigirse a estudiantes de 12 años y desde el grado quinto, según las recomendaciones de los expertos.

Ahora, como lo señala el informe de forma categórica y razonable, la misión de revertir estas tendencias no es sólo responsabilidad del Gobierno o de los colegios, sino también de los padres de familia y la sociedad en su conjunto.

De ahí la necesidad urgente e inaplazable para que se afiancen los programas de prevención sobre uso de drogas lícitas e ilícitas desde temprana edad y en todos los ámbitos de la vida del estudiante, pero en especial que se recupere la autoridad y el ejemplo desde la familia. La evidencia que da el informe sobre el impacto que produce el acompañamiento de los padres con sus hijos resulta clave para atacar el problema.

En la medida que mejora la percepción que tiene el adolescente respecto de si sus padres están involucrados o no en sus procesos, así mismo disminuye o aumenta el uso de sustancias psicoactivas.

Según los resultados es demostrable que el papel de los padres de familia es determinante para contrarrestar las influencias de los compañeros o amigos frente al consumo de drogas, lo que supone que cualquier política pública debe tener como componente fundamental la familia.

Aunque el estudio tomó como muestra a 95.000 estudiantes de bachillerato de 1.134 establecimientos educativos públicos y privados en 161 municipios del país, coincide con análisis y encuestas realizadas por otras entidades y organismos con otros grupos objetivos.

En especial, en que el consumo de drogas cada vez se hace a más temprana edad, afecta por igual a hombres y mujeres, y que hay una estrecha relación uso de sustancias alucinógenas y criminalidad. La mayoría de homicidios fueron cometidos por personas que actuaron bajo efecto de las drogas.

De ahí que la propuesta para despenalizar la dosis mínima de drogas resulte irresponsable. Y peligrosa.

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