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Paciente lector, en los últimos meses se está hablando de ampliar la edad de jubilación. Por curiosidad, según la tabla elaborada por la Superintendencia Financiera en 1972, la expectativa de vida de un hombre de 62 años era de 14 y hoy es de 21 años.
En un período relativamente corto, la supervivencia de quienes adquieren el derecho a jubilación se ha incrementado, en algo así como 50%. En el caso de las mujeres este aumento es superior.
De acuerdo con los cálculos actuariales que sirven de base para estimar los aportes, será muy difícil, por no decir imposible, atender el pago de las pensiones de jubilación.
A pesar de ello, es casi seguro que la Honorable Corte Suprema ordenará al Estado cancelar el monto de las pensiones, sin importar que no se tengan los recursos.
No sobra mencionar que cada vez es más frecuente que los hombres cambien de esposa, como sucede con los vehículos de uso particular; pues según la tendencia debería ser antes de los cinco años.
Entonces con un modelo nuevo de compañera, amante o esposa, el pago de las pensiones será cada vez mayor.
Sin necesidad de especular sobre tan delicado asunto, por simple lógica, se concluye que es obvio y urgente elevar la edad de jubilación, o en su defecto disminuir el valor de éstas.
Sin embargo, si el Gobierno Nacional no está dispuesto a oponerse por todos los medios a su alcance, para acabar con los atropellos de congresistas, del poder judicial y algunos otros, que reciben pensiones que desbordan los límites de la razón, la equidad y la justicia, es preferible no tocar la edad actual.
Desde luego que en unos pocos años el problema de las jubilaciones, sumado al de la salud, harán inviable la capacidad del Estado para atender estos compromisos.
Entonces, tal como ocurre hoy con los consejos de seguridad, que se reúnen no antes, sino después de que ocurren las masacres, se buscará solucionar algo que se debió atender mucho antes.
Haciendo uso del derecho consagrado en la Constitución Política de Colombia, en forma respetuosa, pido publicar los nombres de los primeros mil jubilados que reciben las pensiones más altas, el monto anual de éstas y los servicios que prestaron a la patria.
Ojalá, destacando algunos de ellos que gracias a una palomita de unos pocos días en un nuevo cargo y sin perder el título de honorable, duplicaron o triplicaron su mesada pensional.
Por último, mediante licitación pública se cederían los derechos para publicar una edición de lujo y otra al alcance de todos.
Sin pecar de optimista se puede asegurar que esta obra será un "best seller" que superará "Las mil y una noche", inclusive la famosa novela "Lo que el viento se llevó".