El sentido común no vislumbra probable que a diez personas las desaparezcan de la faz de la tierra sin que quede vestigio alguno.
Los hechos que envolvieron uno de los secuestros masivos más extraños de los últimos tiempos, en Antioquia, ya son de conocimiento público.
Que eran pasadas las 7:00 de la noche del miércoles 24 de marzo. Que 23 personas, entre mujeres, hombres y niños veraneaban en la finca La Fonda, que se levanta al final de uno de los caminos destapados de la vereda El Rodeo, de Sopetrán.
Que así como oscurecía, llovía a cántaros. Que la casa de recreo había sido alquilada por Carlos Ignacio Ramírez Cardona, uno de los que finalmente se llevaron.
Que a esa hora inició un operativo ilegal propio de "las ligas mayores del narcotráfico", cita del general Alberto José Mejía Ferrero, comandante de la IV Brigada del Ejército.
Y así fue. Unos 15 hombres entraron desde diferentes flancos, dotados de fusiles, pistolas y vestimentas con las insignias de la Sijín, de la Policía. "Uniformes muy fieles a los que utilizan nuestros agentes", dice un funcionario cercano a la investigación.
Llegan, encierran a los niños y a cuatro mujeres en un cuarto. Separan a la gente, los increpan y preguntan por alias "Barney" y "El Gomelo", según lo ha declarado ampliamente a la prensa el coronel José Acevedo, comandante de la Policía Antioquia.
"Las trataron mal, las golpearon, se apropiaron de sus Blackberrys", relató el fiscal del caso en audiencia. Y entonces con teléfonos inteligentes toman fotografías, las envían por correo electrónico a alguien que verifica identidades.
Luego, se suben en tres camionetas que estaban parqueadas en la finca (Una Toyota Fortuner, modelo 2011, una Toyota Hi Lux blanca y una Ford). Eligen a nueve hombres y a una mujer. En esos mismos vehículos se los llevan. Y nadie, diferente a quienes habitaban la finca, ve nada.
Transcurren doce horas sin que los familiares de los desaparecidos avisen a las autoridades. Y hasta el sol de hoy.
Desde ese mismo momento las preguntas comenzaron a rondar. ¿Quiénes son alias "El Gomelo" y alias "Barney" para haber sido buscados de tal forma?
En un principio se especuló respecto a que "El Gomelo" en mención era Carlos Esneider Quintero Galvis, quien aparece hace tres años en los carteles de los más buscados por Policía y sindicado de ser jefe de la temida banda de "Los Mondongueros", de la comuna 6.
Este "Gomelo" es subordinado de Maximiliano Bonilla, alias "Valenciano". Sin embargo, fuentes de inteligencia policial consultadas por este diario descartan de tajo la posibilidad de que Quintero Galvis fuese el objetivo.
La historia de "Barney" es diferente. Una de las hipótesis es que se trate del hombre que ha sido mencionado varias veces en el juicio que se le sigue a José Leonardo Muñoz Mosquera, alias "Douglas", jefe de la "Oficina de Envigado", capturado el 16 abril de 2009.
En una llamada interceptada por la Dirección de Policía Judicial (Dijín) el 15 de agosto de 2008, a las 15:34 p.m., se escucha la voz de un sujeto al que llaman "Barney", quien, según el investigador del caso, "es uno de los principales hombres de la organización, del brazo de 'Douglas'".
En la llamada, el interlocutor de "Barney" es alguien que se identifica como "Peluco": "¿usted quiere que hablemos para lo de la vueltecita? Para comprar tiqueticos, para agarrar la niña", se escucha. Y "Barney" contesta: "Sí, es para comprar unos tiqueticos, pero lo necesito a usted personal apenas se desocupe".
Según la interpretación que hace la Dijín, en este caso, "comprar tiqueticos" es el equivalente a asesinar a una víctima.
Pero esta no es la única vez que emerge en un caso judicial el nombre de "Barney". El 25 de mayo del año pasado, en el sótano de un exclusivo edificio de El Poblado, fue asesinado un hombre de 31 años de edad, en cuyo vehículo la Policía encontró un arsenal (leer recuadro "Mapa de alias 'Teletubi' develó por primera vez a "Barney").
Además de las armas, también hallaron un mapa de Medellín, con el nombre de "Barney" puesto sobre varias zonas de la ciudad. "Se presume que eran los sitios que estaban bajo el control de 'Barney'. Se puede decir que manejaba unos 50 combos", relata una fuente judicial, que conoció en su momento el hecho.
En cualquier caso, ningún "Barney" ni ningún "Gomelo" se encontraban el 24 de marzo en la finca de Sopetrán, reconoció el coronel Acevedo al momento de dar la noticia.
Chalarca es la única pista
Es por eso que las investigaciones se centran ahora en un nombre: Franklin David Chalarca Castro, nacido el 26 de junio de 1981, a quien capturaron el sábado pasado, en el piso 17 de un edificio de la Loma de Los Bernal. Su compañera, de 17 años, también fue judicializada.
La Fiscalía sindica a Chalarca de relacionarse con la banda "El Desierto", grupo armado que hace presencia en el barrio Manrique.
El operativo, que comenzó a las 6:45 de la tarde, dejó varias sorpresas. En el parqueadero del apartamento encontraron dos de las motocicletas que se llevaron aquella noche de Sopetrán. En una de las habitaciones del inmueble estaban las llaves y los documentos de propiedad.
Las armas que Chalarca escondía allí no eran cualquier bicoca: una subametralladora mini uzi, un fusil, cuatro pistolas, una granada, un silenciador y tres gorras verdes con los logotipos de la Policía y la Sijín.
El abogado de Chalarca argumentó que a su defendido no lo conocen con el alias de "El Cabezón", tal como lo sugirió el ente acusador al momento de la legalización de la captura.
A Chalarca le imputaron cinco delitos, que al final no aceptó: porte ilegal de armas de fuego; concierto para delinquir agravado; desaparición forzada; fabricación, tráfico de armas y municiones de uso privativo de las Fuerzas Armadas; y, por último, hurto calificado.
Las reservas frente a la investigación, por parte de los organismos judiciales, son todas. Y, aunque el misterio sigue, el general Mejía Ferrero parece muy seguro de sus palabras cuando dice: "no hay crimen perfecto. Esta desaparición no es perfecta y (...) vamos a llegar hasta sus últimas consecuencias".
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