Nacional, Independiente Medellín y Envigado Fútbol Club viven, por estos días santos su viacrucis. Los tres cargan la pesada cruz de la irregularidad que los tiene, por ahora, tambaleando en el torneo.
Los oncenos paisas han "pecado" en contrataciones, actitud, producción de fútbol, seguridad en defensa, definición, regularidad, reacción, sociedades en la cancha y proyección de figuras.
El asunto es tan grave que si se suman los puntos de Medellín y Nacional, las 16 unidades que da la operación no alcanzan para clasificar como octavo porque entre ambos hay una diferencia en contra de menos 9.
Luis Fernando Suárez, técnico del verde, acepta que "son muchas las cosas que tenemos que mejorar y cambiar. Sin embargo, el origen de la racha negativa va más allá de la falta de actitud y del sentido de pertenencia que tanto critica la prensa y la afición".
Esos otros orígenes de la crisis verde solo los conoce el estratega, pero inciden de manera directa en el rendimiento, ya que el equipo es el de más goles en contra (16; Huila aparece con 19), el que menos anota con Pasto (siete tantos en 10 partidos), el único que ha ganado un solo cotejo y el de peor producción en el año, con una media del 20 por ciento que lo tienen de colero.
Irregularidad es la constante
El presente del Medellín también es complicado, más cuando su presidente, Jorge Ciro, dice que "de no clasificar a la semifinal, la situación económica será difícil".
Santiago Escobar, estratega rojo, está alarmado porque "el equipo no aprovechó el descanso y el domingo lució desconocido jugando su peor partido y generando vergüenza con su actuación".
Apenas dos victorias en el rentado, cuatro empates seguidos en la Copa Libertadores, el puesto 14 en la tabla, no ganar de visitante hace 7 fechas y recibir más de un gol por partido (le han metido 14), son los problemas a resolver por parte del Poderoso si quiere evitar ese descalabro deportivo que se le vendría donde quede eliminado en los dos torneos.
Mientras, Óscar Aristizábal, orientador del Envigado, dice sentir pena por la no presencia de uno de los tres equipos paisas en el grupo de los ocho, pero dice que "no se vive un viacrucis, sino un mal momento que terminará con la continuidad de los procesos".
Para Aristizábal, el mal del balompié local se llama "irregularidad y esta culminará cuando los equipos sean más colectivos que individuales". Si eso se da, según él, se tendrá uno o más representantes en la semifinal, de resto tocará empezar a planear desde ya el segundo semestre. Semana Santa buena para reflexionar.
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